#task: 02
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emyerss · 2 months ago
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# task 02 : interrogatorio. ; en la penumbra del confesionario aprendí que el perdón es una mentira.  post original | @losavntos.
manos se sienten tan frías como la mesa en la que se posan. dígitos tiran una y otra vez de aquel hilillo en la manga de la chaqueta mientras su abogada se acomoda a su lado, ojos tan azules que, normalmente gélidos, ahora parecen cálidos cuando se dirigen a ella. tú puedes, decían, pero ellen no estaba tan segura.
protocolo de inicio toma lugar, saludos, explicación de por qué estaba allí, sin embargo, lo que sentido auditivo percibe es sólo ruido blanco hasta que las preguntas se dirigen exclusivamente hacia ella.
¿cuál fue el motivo por el cuál tocó la sangre dejada por amelia melbourne?
mirada desciende a mano, a diestra, a dactilares que incluso limpios nunca se sintieron secos. no tiene una respuesta puntual de un por qué, no al inicio, al menos. ¿curiosidad, quizá? sin embargo, tono refleja impaciencia cuando el detective jesperson menciona su nombre, así que piensa en la forma en que se lo contó a su abogada drya. "cuando vimos a amelia, parecía un fantasma." inicia, lento, esforzándose como nunca en mantener su mente allí, en el interrogatorio, en el espacio reducido. se recuerda que piel se eriza por aire acondicionado, y no por brisa nocturna, aunque su mente no esté de acuerdo. "estaba llena de-" inhala, exhala. "algo. era rojo. pensé... dios, pensé que era cualquier cosa. una broma, que era vino, no lo sé." dedos se extienden sobre la mesa, metal bajo tacto volviéndose un ancla. "estaba confundida. me extrañó. estábamos en una fiesta, ¿qué otra cosa podía ser?" últimas palabras son eco de sus pensamientos en aquel entonces, en razonamiento que ofreció su mente para intentar esclarecer misterio. "la toqué intentando entender." ese es, quizá, su primer y más grande arrepentimiento. no hay agua, ni jabón lo suficientemente fuerte, que haya sido capaz de quitar la sensación. "amelia estaba tan... tan fuera de sí, sólo quería entender lo que estaba ocurriendo."
¿qué reacción emocional tuvo en ese momento?
su abogada desvía la mirada de los detectives para enfocarla en ella. sabe que está permitiendo que responda, breve y neutral, como se lo aconsejó antes. así que eso es lo que trata de hacer. "estaba aterrada." la pena se arremolina en anatomía, se concentra en el pecho. "no sabía qué estaba pasando, pero podía intuirlo por su reacción tan descontrolada y por la sangre... tenía miedo." incluso allí, donde está ahora sentada, en teoría a salvo, aún se siente así. la incógnita de amelia es una que persigue sin descanso a una mente que siempre busca entenderlo todo, pero demasiado temerosa para buscar esas respuestas por su cuenta. se pregunta si las cosas serían diferentes si sus piernas no se fueran congelado, o su cuerpo mantenido el control.
¿por qué acudió a ophelia rhodes en lugar de buscar apoyo externo?
para ellen resulta lógico responder la pregunta, pero en ese momento drya interrumpe. "está cuestionando un juicio personal con implicaciones de culpabilidad. le pido que reformule la pregunta."
la detective varela no pierde ni un segundo. "¿a quién contactó usted para buscar ayuda, srta. myers?"
"a ophelia rhodes." reconoce, sin ver problemática alguna en admitirlo. siente, de alguna forma, que la juzgan por esto, como si debió contactar a alguien más, ¿pero a quién?, ¿a melodía? "amelia era cercana a ophelia." elabora punto de vista, tratando de poner en palabras la lógica que en pocos segundos la llevó a tomar su decisión. "pensé que era la persona ideal para ayudarla y que sabría qué hacer... pero ella estaba tan desconcertada como nosotras." es cuidadosa de no poner ninguna clase de culpa en ophelia, a pesar de que aún no es capaz de entender el motivo por el cuál tardaron tanto en actuar. "hizo todo lo que pudo... a diferencia de..." siente la lengua pesada, cortada. se siente ridículamente mal tener que mencionarla: "melodía."
¿qué ocurrió para que asumiera el rol de mano derecha de rhodes?
"todo lo que ocurrió fue devastador." relata versión, su perspectiva, retira las manos de la mesa y ahora se esconden en piernas, entre las rodillas, como si así pudiera recuperar algo de calor. "otis, alfred, amelia... fueron muchas cosas, detective." no rompe contacto visual en ningún momento. "me refugié en ophelia porque era la única que nos entendía." incluso colocándola en una postura de salvadora, sabe que no es del todo mentira. ophelia, con sus fallas y actitud que parece que no le importa nada, había sido un apoyo que la había mantenido más o menos cuerda. imagina que ahora lidiaría con consecuencias peores de haber estado enteramente sola. quizá debió ser más honesta con ella. charlas recurrentes iban acompañadas de negroni, donde cuatro paredes se volvían un lugar terapéutico. tal vez si, le decía, que comenzaba a asociar la ginebra con tranquilidad, la habría detenido. si le decía que necesitaba beber para poder dormir, probablemente le habría recomendado usar valeriana mejor. o es posible que nada de eso ocurriera. "siempre estuvo muy pendiente de nosotras, de que estuviéramos bien." no era una mentira, no del todo. "pasaba tanto tiempo con ella que naturalmente sucedió, también quería ayudarla, aunque fueran tareas sencillas."
¿de qué manera afectaron las fricciones entre ophelia rhodes y melodía buchanan a la dinámica del grupo?
la enemistad entre ambas no era un secreto. o, de serlo, era uno a grandes voces. no está segura de cómo responder, pero no tiene que esforzarse de más, pues es su abogada la que llena el silencio que ella misma crea. "mi cliente no puede interpretar relaciones de terceros."
el detective jesperson es quién ahora toma lugar. "queremos saber cómo percibió la srta. myers la dinámica del grupo. ¿ocurrió algún cambio por esto?"
todo cambió, es lo que le gustaría decir, sin embargo, sabe que deben parecer un frente unido, así que no lo menciona específicamente. también comprende que es el momento perfecto para redirigir la culpa, sacar el nombre de sereia a colación... pero no puede. estómago se voltea y es ácido lo que recorre pecho. días atrás, le hizo prometer que se salvaría, como diera lugar. se pregunta si se molestará por romper su palabra. "nos terminamos alejando." admite. "a veces el trauma une a las personas y a veces las aleja. nos pasó lo último." aunque no puede apuntar con exactitud si fue por eso que amistades se fracturaron. siempre existirá duda si ella misma pudo hacer algo diferente para evitarlo, considerando que, al parecer, la que más se alienó fue ella. la realización golpea con fuerza cuando entiende que la que se alejó fue ella. "o, bueno. me ocurrió a mí." decide confesar, porque sabrían que, de decir lo contrario, sería una mentira. cualquiera sería capaz de asegurar que ella estaba, más veces de las que no, sola. "no soportaba la tensión." y tampoco es que fue demasiado buena en intentar mantener vínculos, recuperarlos, o arreglarlos.
¿a quién respondía usted principalmente esa noche?
"melodía fue quién creó las señoritas de artemisa en primer lugar." responde, un tanto confundida, sin saber con exactitud a qué se refiere con eso, así que lo resume con lo más obvio que encuentra. "le respondíamos a ella en base a las actividades de caridad." elabora un tanto más.
la detective varela asiente, pero es jesperson quién pregunta: "¿por qué no le avisaste a melodía en lugar de a ophelia?"
ah. ahora entiende. "supuse que alguien más se lo diría." sereia, piensa, pero está firme en mantener su nombre, o el de las demás, fuera de su boca, tanto como pudiera. "sólo me enfoqué en cómo ayudar a amelia... o hacer algo que pudiera ayudarla." en la medida en que su miedo se lo permitió. "estaba... histérica, detectives. no sé qué habrá hecho," es cuidadosa de desviar culpa, se incentivar una duda que quizá antes no estaba, "pero debió ser algo para tener esa reacción."
¿qué observó en el cuerpo de otis melbourne al momento del hallazgo?
parpadea. mira a su abogada y esta, con un asentimiento, le permite responder. "yo no vi el cuerpo de otis." responde, y de esto, está completamente segura. "no sabía lo que había ocurrido con él hasta después de que vimos a amelia. no sabía ni me imaginaba que la sangre que llevaba amelia encima era de él." y, si lo supo, fue gracias a la policía. le habría encantado jamás enterarse de eso, si podía ser completamente honesta al respecto. "la última vez que vi a otis fue cuando se peleó con su hermana y se dijeron cosas... tan horribles." incluso hay un estremecimiento que la sacude, que se desliza por espina dorsal y no está claro si es por el recuerdo, o por el frío. "creo que... debería hacerle esa pregunta a alguno de los que sí encontraron su cuerpo, detective." lo menciona sutilmente, como si se tratara de una mínima sugerencia. drya le dedica una rápida mirada.
¿participó activamente en la organización del pacto?
confusión se muestra evidente en facciones, que puede entenderse como desconocimiento de a lo que se refiere. "disculpe," inicia, "¿a qué pacto se refiere?" inquiere, duda latente en voz, como quién lo está descubriendo por primera vez. "se suponía que las señoritas de artemisa era un grupo destinado a obras como caridad." trata de no mentir, sino de enfocarse en lo que considera como real, porque es la única forma en que pudiera mantener desconocimiento como sincero. "sólo celebrábamos ser seleccionadas hasta que todo lo demás ocurrió."
¿cuándo se ofreció la absenta y por quién?
está contra la espada y la pared. por más que quiera evitar menospreciar la ayuda que ophelia ha dedicado para ella y el resto del grupo, no puede mentir de forma tan descarada. cuando la detective valera realiza la pregunta, ellen sabe, instintivamente, que la respuesta la conoce. si bien luego de lo ocurrido ella no mencionó nada con nadie, sabe que información es conocida por varios. no tiene otra opción que resolver por única postura que encuentra: "no estoy segura." admisión es pausada, como quién trata con tanto esfuerzo de recordar. "todo es tan... confuso, no puedo recordarlo bien." explica, voz rompiéndose, dando a entender que es un hecho que aún le afecta. esto último no es mentira. "sólo... sé que teníamos una botella y... sí, bebimos de esta." va explicando, poco a poco, como si fueran datos que puede ir recordando con lentitud. "luego... ya no la teníamos. no sé cómo, pero se rompió." jamás revelaría que fue jesaiah. "¿creo que la teníamos desde antes? no lo sé." incluso se muestra a sí misma notoriamente confundida. "recuerdo la pelea entre otis y amelia, recuerdo haber visto amelia y buscado a ophelia, pero más allá de eso... no lo tengo muy claro. lo siento." y es verdadero lamento el que se escapa por sus labios, porque si bien en parte sí recuerda algunas cosas, hay otras que sinceramente no. "estaba muy asustada, no podía ni siquiera pensar, sólo quería... dios, sólo quería lavarme las manos." frota, casi furiosamente, ojos con el dorso de las manos, sintiendo las lágrimas amenazar con salir. "y vomitar." incluso allí dónde está siente el estómago terriblemente revuelto. "el olor era insoportable y- y-" inhala, exhala.
drya, entonces, interviene. "mi clienta no está en condiciones de reconstruir eventos que no puede respaldar con certeza. sería una respuesta especulativa."
hay un espacio de tiempo donde le permiten recomponerse. ofrecen agua, incluso, que ellen bebe a sorbos, temiendo que estómago sería incapaz de soportarlo, pero lo hace.
"¿mejor?" busca saber la detective varela, como si realmente le preocupara. ellen decide tomarlo como buena voluntad y asiente.
"me da tanto asco la sangre." explica, sacudiendo la cabeza, tratando de alejar los recuerdos de su mente, pero de alguna forma el olor sigue clavado en el puente de su nariz.
¿tiene remordimientos respecto a su participación en los eventos?
"¿mi participación?" inquiere, frunciendo apenas el ceño. siente que hay alguna clase de culpa que están dejando entrever, así que busca la manera de especificar. "si se refiere haber buscado ayuda con ophelia porque amelia estaba fuera de sí, no, no tengo remordimientos sobre eso. si se refiere a otra cosa, apreciaría mejor el contexto." se muestra dispuesta a ofrecer mayor información, pero ninguno de los detectives elabora, si acaso, le agradecen por su colaboración e interrogatorio pronto finaliza.
caminando para alejarse, su primer destino es el baño, ácido en la garganta. drya la espera afuera, con una botella de agua en la mano, y cuando la recibe, sólo dice: "se vienen horas muy largas, ellen. te aconsejo descansar. y no hables con nadie."
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sharbolt · 2 months ago
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# task 02 : interrogatorio. ; en la penumbra del confesionario aprendí que el perdón es una mentira.  post original | @losavntos.
control. eso es lo que lleva como arma y escudo cuando toma asiento finalmente dentro de la sala. no hay nada distinto en cómo la recuerda; vacía, fría, excesivamente iluminada. tal como si entre mayor fuera la cantidad de lúmenes, mejor sería la lectura que pudieran tener de su alma. se siente expuesto y entiende que ese es precisamente el propósito, hacer saber que no existía nada que pudiera ser capaz de ocultar.
vienna husser, a su lado, se percibe como una fuerza de la naturaleza contenida. porte y presencia que no sólo dominan, sino que también vuelven su silencio tres veces más perceptible que el del resto. lo invitan (¿u obligan?) a mantenerse en su mejor comportamiento, y es esa seguridad absoluta la que otorga una sensación de tranquilidad y confianza.
el detective jesperson no pierde el tiempo para comenzar.
"¿por qué decidió avisar a sylvie y alderich hastings sin consultarlo con sus compañeros?"
directo a la yugular, supongo. inhalación que toma es calculada, efectiva, demuestra una disposición absoluta para ayudar en voz. quién nada debe, nada teme. "no pude." sencillo pero resume totalidad de evento, sin embargo, comprende que no es suficiente. alza de ceja del detective lo confirma, así que continúa antes de que se le presione por ello, y se vea poco cooperativo. "ferran defendía a otis, niall lo ayudaba, y percival... no estoy seguro. todo fue demasiado rápido. para el momento en que inició llamada con alderich, las cosas no habían escalado a esa magnitud. no soy partícipe ni justifico ninguna clase de violencia, detectives," explica, negando con la cabeza apenas, "no me gusta. pensé, en el momento, que sería mejor que uno de los mayores fuera el mediador y terminara con la demencia que estaba ocurriendo." en parte, dependiendo de cómo se viera, existía verdad en sus palabras. se escucha sincero y lo es. a pesar de que seth no era becado, comprendía bastante bien la problemática de estar al otro lado del conflicto. el dinero, para él, nunca fue un problema gracias al esfuerzo de sus padres y sus abuelos, pero eso no significaba que no supiera el verdadero valor y esfuerzo de las cosas. "alderich en ese momento era el único con el cuál tenía contacto, ni siquiera lo pensé demasiado, simplemente lo llamé buscando ayuda."
"¿qué lo motivó a actuar solo?"
"porque era el único que podía hacer algo." no tarda en reconocer. la detective varela hace un ademán, pidiendo profundizar en información, y seth no duda en cumplir. "¿alguna vez ha estado en una pelea, detective?" inquisición no va malintencionada. no trae sarcasmo de ningún tipo. es, en realidad, una pregunta que se antoja genuina, que nace de una curiosidad donde necesita saber que, lo presenciado, podía llegar a ser en algún nivel normal. el desenlace, por supuesto, no lo es. no espera una respuesta. "en una pelea, una milésima de segundo hace completamente la diferencia. otis estaba... fuera de sí, el grupo de alfred no estaba mejor." puede suponer que se debe a la fiesta, las bebidas, el uso de sustancias ilícitas que se ha sabido posicionar como una constante en la mayoría de los participantes. a seth, en cambio, le encanta tanto estar en control que perderlo por algo externo le parece inconcebible. "el tiempo que me iba a tomar intentando hacerles entrar en razón fue el mismo que usé para actuar." debió hacerlo antes, diría, si pudiera ser completamente honesto. se pregunta, por un momento, si llamada minutos antes habría hecho la diferencia. o si, quizá, debió meterse de lleno él mismo (no podía. desde entonces ya era demasiado consciente de sus objetivos, y repercusiones de una actitud violenta no le permitirían llegar hacia donde está). "realmente creí que la ayuda llegaría a tiempo... aunque tampoco imaginé que terminaría así."
"¿qué le ocurrió exactamente al momento del hallazgo del cuerpo?"
exhala. parece, de pronto, perturbado por el recuerdo. es fácil actuarlo cuando es algo que genuinamente siente. otis fue, al final del día, una clase de amigo para él (quizá más, pero no lo menciona). resulta sorprendente cuánto cambia la perspectiva después de presenciar un evento... así. después de todo, la mente no estaba hecha para entender la muerte. "nada y todo a la vez." es confuso, complicado, no hay forma de explicarlo y que tenga coherencia o lógica. se muestra a sí mismo frustrado por ser incapaz de expresarse. "es esa clase de eventos que das por hecho que pueden ocurrir... quiero decir, la muerte es lo único con lo que podemos contar en la vida. siempre va a ocurrir, pero saberlo no es lo mismo que... verlo." voz disminuye, cae, ligero fruncir de ceja prolonga el silencio por un segundo demasiado largo, como si estuviera perdido en pensamientos, anclado en aquella noche. vienna, a su lado, ofrece un asentimiento, animándolo a continuar. "no lo sé, detectives, yo... me congelé. no podía moverme, pero sentía el corazón tan acelerado, tan..." inhala, exhala, presiona por un momento los ojos, como si necesitara alejar la imagen de otis. "sientes de todo pero no puedes hacer nada." era la única forma de explicarlo. "me cuesta aún entender lo que vi."
"¿qué reacción tuvo el resto del grupo cuando supieron que usted habló?"
pregunta es difícil de responder. carga emocional es evidente. de cualquier forma, ya tenía en consideración que esta podía aparecer. vienna lo sospechó durante reunión, siempre dos pasos adelante (quizá, por ello, congenian tan bien. anteponerse a las posibilidades era una tendencia suya que esperaba de equipo con el que trabajaba), así que suena contundente cuando interrumpe: "mi representado no está en posición de declarar sobre los estados emocionales o las reacciones de terceros."
el detective jesperson insiste. "sólo queremos saber su opinión sobre lo sucedido."
"está requiriendo una respuesta especulativa. mi cliente no puede declarar sobre las percepciones de otros." vienna no cede terreno alguno y seth no la contradice. se mantiene en silencio por lo que parece una eternidad. la detective varela, entonces, asiente, toma las riendas y redirige el interrogatorio.
"¿cuál ha sido su relación posterior con ferran dupont y los demás testigos?"
para esta, su abogada anima respuesta. "nuestra amistad se fracturó por completo luego de la muerte de otis." no teme admitir, porque esto es una realidad. no fingirá una buena relación dónde no la había y era fácil comprobar que había sido alienado por completo. "a ferran apenas lo veo de lejos, de vez en cuando. lo mismo con niall. con percival no hay una amistad," al menos, por su parte, no lo considera así, "pero sí hablamos cordialmente de vez en cuando." supone que, luego de todo lo que ocurrió, resultaría imposible intentar recuperar cercanía que en algún momento existió. hay distancias que no pueden acortarse, como recuerdos que son imposibles de olvidar. "no hay malos sentimientos de por medio, detective. sólo no estamos ya en la misma sintonía." esto lo reconoce como normal, pero de igual forma se pregunta si, de haber ocurrido de otra manera... ¿qué sería de ellos ahora? hay cierta melancolía, en la posibilidad de que pomona no terminara siendo tan solitaria. sin embargo, entiende que los sacrificios eran necesarios para conseguir ciertos objetivos. por esto último, no existe lamento alguno. antes, por supuesto, lo asfixiaba.
"¿qué implicó convertirse en la mano derecha de alderich hastings tras el aviso?"
reacción toma sólo un momento, confusión cruza facciones en el tiempo que necesita para comprender lo que se le ha preguntado, y entonces, es sorpresa con la que alza cejas. "detectives, después de lo que ocurrió, alderich sólo quiso ayudar." una mentira sólo puede sonar convincente, y bien, si está enlazada de alguna forma con la verdad. en este caso particular, así era. no menciona que ayuda, en realidad, fue una forma de entierro. que ataúd, incluso abierto, ya está en nicho, a varios metros de profundidad en tierra. "siempre me esforcé y él vio algo que fue suficiente para querer instruirme." esfuerzo era innegable. cualquiera lo sabría con sólo verlo. respiraba, vivía, y soñaba con su carrera, con la expresión, con romper la barrera que encierra un personaje y volverlo tan real que sea fácil borrar los límites de la otra y la vida misma. además, sin mencionarlo, está por completo consciente que alderich no habría tomado ningún interés en él si no tuviera algo en sí mismo que valiera la pena explotar. no es un hombre desinteresado. todo lo contrario. "en la universidad, lo ayudaba y asistía en cosas relacionadas a las clases, las audiciones, lecturas. fue todo académico." al menos, a puertas abiertas, ese era su único trabajo. prácticamente era un asistente, sí, con un oído en la habitación cerrada donde ocurrían las cosas y escuchaba más de lo que debería. "no me gané ningún favor con el aviso." asegura, de esto está convencido. de haber sido de otra carrera, no cree que alderich le habría dirigido la palabra nuevamente. "fue un apoyo para mí luego de todo lo que ocurrió. creo que sería una persona diferente hoy día de lo contrario." y cuánta razón tenía.
"¿qué sabe sobre el golpe que llevó a otis melbourne al lago?"
la pregunta se mantiene en el aire por un segundo, y aunque seth parte los labios para responder, es la voz de vienna la que llena sala: "asume que mi cliente tiene conocimiento directo sin bases que lo pruebe. le solicito que reformule la pregunta."
el detective jesperson parece querer decir algo más, justificar inquisición, sin embargo cede. "¿tiene conocimiento alguno sobre cómo otis melbourne terminó en el lago, sr. harbolt?"
con esto, vienna asiente, así que seth continúa. "no realmente. todo ocurrió demasiado rápido." aunque sí cree tener la impresión de haber visto algo. podría ofrecer el nombre, pero no tiene pruebas más allá de propia experiencia, y tampoco siente prudente especular sobre algo que podría ser una equivocación suya. no arruinará la vida de alguien más, incluso si siente que se lo debe a otis. perdón, piensa. a pesar de no creer en la vida más allá de la muerte, espera que lo escuche. "estaba ya hablando con alderich. fueron muchas cosas," en esto no miente, "no estaba en el corazón de la pelea para haberlo visto con claridad."
esto parece exasperar al detective jesperson. "debió ver algo, sr. harbolt."
no toma el señuelo. "no con claridad. estaba lejos, era de noche, todo fue... borroso. ferran estaba herido y perdí la noción de lo que los amigos de alfred estaban haciendo."
"¿por qué cree que la familia buchanan intervino para proteger a los involucrados?"
tiene, por supuesto, opiniones sobre la familia. pocas buenas, algunas relativas, y la mayoría malas. sólo necesitaba ver a alfred buchanan para intuir los valores que movían a la familia. se comportaba como si fuera intocable, pero incluso un dios podía sangrar. quiere decir algo al respecto, no obstante, vienna lo frena cuando su voz toma el lugar de la propia. "no le corresponde a mi cliente interpretar los motivos de la familia buchanan. no está relacionado a su caso."
varela es quién, en esta oportunidad, decide intentar disuadir a la abogada. "buscamos entender lo que ocurrió esa noche, sra. husser." explica con una calma que no sugiere mala intención. vienna, ni seth, confían en ello, pero ella permite que él responda. después de todo, entró al interrogatorio preparado.
"no podría decir concretamente por qué lo hicieron." admite. "no tengo relación con la familia buchanan." lo cuál es cierto. al menos, si de sangre se trata. comprende que séquito funciona, al final del día, como parte de la misma, y con algunos sí posee algún que otro vínculo. "tal vez sea mejor que se lo pregunte directamente a alguno de ellos."
"¿alguna vez consideró testificar por voluntad propia sobre lo que presenció?"
"lo hice." frunce apenas el ceño. "puede confirmar que lo especifiqué en su momento, en mi primera declaración." recuerda que fue interrogado en su momento, sí, pero desconoce qué se hizo con la información que proveyó. recuerdos estaban mucho más frescos que ahora, y necesidad de justicia estuvo presente con mayor fuerza entonces. no lo recuerda con exactitud, sin embargo, sospecha que diferencias no son abismales, sino las esperadas por el borrón que viene con los pasos de los años.
"¿cuál era la naturaleza de su vínculo con albertina solanas?, ¿por qué no reportarla como desaparecida?"
había esperado todo tipo de golpe. desde presunción de complicidad hasta resguardo de información importante, pero el nombre de albertina solanas no estuvo en ningún momento en consideración. su colación lo descoloca por un momento, lo silencia al punto de que vienna inclina la cabeza hacia un costado, obvio gesto que invita a elaborar. resulta claro que su abogada jamás sería pillada desprevenida. "no tenía ninguna clase de vínculo real con albertina." reconoce, con lentitud, y es que incluso si esto era completamente cierto, no podía confirmar que su pérdida no ocasionó ningún problema en psique. "nuestro primer contacto fue durante la fiesta del reencuentro, en la actividad de los siete minutos." elabora, poco a poco. asume que los detalles de lo ocurrido en habitación son innecesarios, así que se los guarda. tampoco los mencionaría, de cualquier forma. podrá ser muchas cosas, pero no alguien que ventila encuentros privados. "luego de eso nos encontramos en la casona buchanan, pero en ese momento, albertina parecía preocupada. ¿por qué? no lo sé, no existía la confianza para preguntar, pero algo le perturbaba. como no estaba interesada en repetirlo," pudiera mencionar que su condición era querer casarse a futuro, mas también se lo guarda, "tampoco insistí ni la busqué de nuevo." quizá debió hacerlo. "no sabía que había desaparecido hasta el anuncio." tal vez también debió estar más pendiente. de entre todas las cosas que había pensado que podían ocurrir durante estadía en la casona, una desaparición con tantas personas alrededor no era algo que pensara posible, ni que, de entrada, fuera lógico para considerar. "era imposible para mí saber que algo le había ocurrido si nuestro contacto fue prácticamente cero. no creo que yo sea el adecuado para preguntar sobre su ausencia o reporte."
cuando finaliza, siente, por algún motivo, el corazón en la garganta. no lo demuestra. jesperson y varela dan un asentimiento. "gracias por su colaboración, sr. harbolt. estaremos en contacto si le necesitamos de nuevo."
"estaré atento a cualquier cosa que necesiten." ofrece apoyo y disposición absoluta, mano que se extiende y se estrecha con las ajenas antes de abandonar interrogatorio.
vienna lo sigue, golpeteo de tacón haciendo eco como compañía hasta que se encuentran lo suficientemente lejos. no hay oídos adicionales cerca, mas no es suficiente para bajar la guardia. sí le dice: "lo hiciste bien." y, viniendo de ella, significaba que todo salió perfecto.
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faantasm · 2 months ago
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⁀➴ task 02. the interrogation
Archer let the heavy wooden door swing shut behind her.  She sighed a little as she reached up to rub at the back of her neck, feeling the tension there.  “Do you…mind if I smoke in here?”  The only answer she received was a glittering smile; she pulled out a cigarette and lit it in one easy motion, then sank into the chair offered.  Archer breathed in slowly, watching the end burn orange, then leaned back and sighed, letting grey smoke fill the air between them.  “…alright.”  Her voice was soft, her brown gaze hard to read through the haze.  She made an open gesture with her free hand, a silent sign that she was ready to begin.
{ ✦ } Where did you last see THE TRAGEDY? Or when did you last hear of THE TRAGEDY?
 Archer breathed in again, her face illuminated by the soft glow of the end of her cigarette, then exhaled the smoke in another rush.  “I saw him the night he died." Each syllable was delivered with the utmost simplicity, as if Archer was speaking of the weather.  "It was midnight.  He breathed his last in my arms.”  Quiet ruled for a moment, as Archer and the dark-haired woman regarded one another.
{ ✦ } Where were you at time of death of THE TRAGEDY? And what were you doing?
Archer tapped her cigarette against the side of the desk, watched the ash crumble to the floor.  “I was trying to get into the chapel.  At the time, I thought there was only one entrance — the front.”  There was a note of unmistakable frustration; it shivered in her voice a moment, then was gone.  “I watched him go in, and the door was locked behind him.  After five minutes, I decided I wanted to see what he was up to. But the lock was big.  Old.  Unusual.  By the time I got through it...it was too late. He was already...” She shied from speaking the words aloud, as if the facts represented a cliff's edge she was afraid to tumble off of.
{ ✦ } Who can attest to your alibi? (You may pick other characters, even without discussing beforehand.)
Archer’s lips twitched at the question; the expression was not quite a smile, not quite a frown. Her cigarette had burned down while she spoke; she could feel the heat approaching her fingertips.  “Karuna Tiwari can attest to my alibi.  That night, she wasn’t far behind me.  She knows, more than anyone…”  Archer’s fingers trembled; ash scattered across the table. She set her wrist on the table to hide it, breaking with the dark-haired woman's gaze. “...I couldn’t have done it.”
{ ✦ } The SOCIETY requires your verdict on THE TRAGEDY's demise: Was it the calculated hand of murder? The cruel whim of accident? Or the final, desperate act of self-annihilation? (Pick one option. No explanation needed.)
Archer closed her eyes as she took one last drag on her cigarette, running through the options in her head.  More than the mess, more than the pose, more than the bloody footprints, more than the little signs that suggested an escape — one fact was unavoidable. “...Murder. It's the only thing that makes sense.”  She said, her voice hushed.  “His neck…the length of the cut…only someone else could have held the knife steady.” She dropped what remained of her cigarette to the floor before it could burn her, grinding it to ash beneath her heel.
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losavntos · 2 months ago
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NOMBRE COMPELTO ; ryu, theodore.
FECHA DE NACIMIENTO ; 13 de octubre de 1999.
EDAD ; veinticinco años.
OCUPACIÓN ; quarterback en new england patriots.
Unidad de Investigación Especial – Distrito de Dover
CASO(S): Homicidio Alfred Buchanan, Homicidio Albertina Solanas, Incidente Amelia Melbourne – Archivos vinculados a varios. CARGO(S): Autoría intelectual (Buchanan, A.). AGENTE(S) A CARGO: Det. A. Varela y Det. C. Jeperson. CLASIFICACIÓN: RESTRINGIDO.
¿Cuál fue su nivel de involucramiento en el caso Buchanan, A.? 
¿Puede describir su relación con Alfred Buchanan?
¿Qué vínculo mantenía con Demian Reznick, Helena Stoke e Ignacio Alcázar durante el homicidio de Buchanan?
¿Dónde estaba la noche de lo sucedido? ¿Puede alguien confirmar su paradero?
¿Por qué cree que se le señala como el autor intelectual del crimen?
¿Cuál es la naturaleza del vínculo de su padre y Alderich Hastings? 
¿Presionó usted a Alderich Hastings para concretar su ingreso al Círculo Ateniense?
¿Está al tanto de que Clemente Caddel interfirió en el proceso de su inserción?  
¿Considera que el círculo se benefició con la baja de Buchanan como su líder? 
¿Tiene motivos para creer que está siendo incriminado por alguno o algunos de sus compañeros y/o antiguos docentes?
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byrniall · 2 months ago
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˛ ⠀ ⠀⋆ ⠀ ⠀𝗧𝗔𝗦𝗞 02: en la penumbra del confesionario, aprendí que el perdón es una mentira con sotana. ( @losavntos )
Los escasos metros que lo separaban de la entrada a la sala de interrogaciones se sintieron como una pasarela diseñada para acrecentar el nerviosismo y la ansiedad acuciante de un momento tan clave. Fue capaz de escuchar las palpitaciones agitadas de su propio corazón tronar contra sus canales auditivos, mas estas se vieron interrumpidas por el sonido de los tacones de Amanda Liao. Centró la atención en aquella mujer tan férrea, tan impoluta y agraciada. Era ella quien dirigía la marcha; estaba unos pasos más adelante que él y todo en su lenguaje corporal gritaba que no había espacio para las equivocaciones, para los malos desempeños. Niall se había relegado a dejarse entrenar tanto como fuese posible, pues, por su cuenta, se sentía como un caso perdido. Incluso si sus cargos no eran igual de graves que los de otros miembros del Círculo, el resquemor por lo que significaba encontrarse envuelto, de nueva cuenta, en una investigación policial se encontraba tan latente que una punzada en el pecho le acortó la respiración.
El detenerse frente a la puerta fue brusco, tan absorto como se hallaba en su cabeza al repasar el papel que interpretaría y cómo repartiría sus cartas. Amanda se volteó para clavar sus ojos oscuros en sus azules. Fue una milésima de segundo que se sintió como una eternidad. Era el preludio de lo que vendría: miradas inquisitivas fijas en su persona. El reflector puesto sobre él y su relato. Sin embargo, en ese instante, se dio cuenta de que la abogada contaba con la capacidad de ver a través de él. Ella lo tomó del mentón, y sus yemas le presionaron las mejillas para que no rehuyera de su mirada. 
—No lo arruines —le advirtió, y en sus palabras sintió el peso de las expectativas no solo de la mujer, sino de su propio padre, y hasta de él mismo.
El principio de su respuesta fue un corto asentimiento. Como pudo, alzó la barbilla, haciéndose de una confianza en sí mismo que últimamente le faltaba, pero que era más que necesaria en el estado actual de las cosas. Flaquear no estaba permitido. No podía arriesgarse a dejarse vencer por el par de detectives, más allá de lo implacables que fueran.
—No lo haré —replicó resuelto. La mujer le palmeó la mejilla derecha en un gesto que se pretendía alentador. No obstante, en ese instante se sintió nimio, un mero peón en un tablero mucho más grande del que era capaz de ver. 
No tardó en abrir la puerta para demostrarle que estaba listo, y le permitió que ingresara primero para establecer cierta dominancia. Él entró después, encontrándose con Amanda estrechando las manos de Varela y Jesperson. Imitó a la abogada de manera más ligera y simpática, como si no estuviera en una situación de entredicho. Se ganó un vistazo recargado de reticencia por la parte masculina del dúo. Mientras tanto, Varela hizo un ademán hacia la silla vacía frente a ella. La otra ya estaba ocupada por Amanda.
—Tome asiento, por favor —le indicó y él así lo hizo. Se acomodó en la silla con pulcritud; pegó la espalda al respaldo y descansó las manos sobre la superficie de metal. Si bien los nervios lo carcomían por dentro, hizo su mejor intento porque esto no repercutiera en su cuerpo.
La introducción que prosiguió lo mantuvo en una especie de vilo, aun si Liao le había advertido que jugarían con la situación y la moldearían a su favor con el evidente fin de quebrarlo. Que la emocionalidad se colara bajo su piel no estaba en sus planes, mucho menos en los de la mediática representante legal. Sabía que el sosiego sería su arma principal, incluso cuando su temperamento no lo acompañaba ni lo había estado acompañando en el último tiempo. Así que asumió un rol silencioso, les permitió montar su pequeño espectáculo y se limitó a reacciones meramente gestuales. La mirada soslayada, pero penetrante de su abogada era lo que lo tenía atado a una actitud impasible. Cuando al fin concluyó el acto, curvó sus labios en una simple sonrisa con la que quería transmitirles que estaba listo para cooperar.
—Niall —lo llamó Varela, y no pudo evitar arquear las cejas en sorpresa. La detective lo notó y carraspeó—. ¿Te molesta que te llame por tu hombre? 
—No —dijo sin rodeos cuando se acompañó de una negación con la cabeza.
—Bien —la mujer demostró su lado más carismático, que se plasmó en el atisbo de gracia sobre sus preciosas facciones—. Entonces, Niall, ¿por qué priorizó ayudar a Ferran Dupont antes que intervenir en favor de Otis Melbourne?
Tardó unos segundos en procesar la interrogante. Segundos que sintió perder y que el choque de la rodilla de Amanda contra la suya trató de hacerle recuperar. Inhaló profundamente, llenándose los pulmones de oxígeno fresco. Empezó por un encogimiento de hombros.
—No lo sé —fue sincero—. No se trató de una acción premeditada. Solo sucedió de esa forma. Asistirlo a él, a Ferran, fue mi primer instinto —en eso tampoco mintió. Nunca supo con exactitud qué lo motivó a desatender la situación en general para poner su atención en el francés. Tal vez fueron sus sentidos alterados por el estado etílico en que se encontraba que solo lo llevaron a enfocarse en una parte y no en el todo—. No quise ignorar lo que pasaba con Otis ni todo lo demás. No fue adrede. Simplemente pasó así. No tengo mucho más que decir al respecto.
Los ojos de Jesperson estaban clavados en él, mientras que Varela se encargaba de escribir en su libreta. Niall hizo el intento de conjeturar qué de lo dicho era lo que terminaba siendo inmortalizado en el papel. La mujer se volvió a él una vez finalizó su tarea y abrió la boca para hablar, mas su compañero le ganó de mano. Con la mirada entornada, denotando suspicacia, Jesperson pronunció: —Señor Byrne, dígame, ¿cuál era su percepción de Otis Melbourne como becado dentro del círculo?
—Bueno —emprendió luego de aclararse la garganta—, la verdad es que no tengo nada en contra de los becados— becados, suena tan… Tendencioso —no pudo evitar el comentario que le ganó otro rodillazo por parte de Liao.
—No se desvíe, señor Byrne —encausó Jesperson con una ceja arqueada—. Responda la pregunta de manera directa. Si gusta, se la repito.
—No, está bien —se atajó, haciendo un ademán con la diestra—. Como dije: no tengo nada en contra de aquellos con una beca. En mi opinión, es una medida justa y que enriquece los ambientes educativos. Sin embargo… En el Círculo es difícil. Esa es una verdad que cualquiera puede corroborar. Por más que existan personas como Clemente Caddel dentro del mismo, la falta de un apellido para respaldarte lo hace todo más complicado. Si de por sí en Pomona los prejuicios prevalecen, dentro del Círculo se vuelven peores. Es… la cuna del clasismo. Jamás tuve nada en contra de Otis, a duras penas lo conocía, pero creo que estaba desprotegido por el mero hecho de no ser un legado. No estoy diciendo que no merecía ser parte del Círculo, sino que se encontraba en desventaja por ser becado, y eso definitivamente no fue bueno.
—Más precisión, por favor —presionó Varela.
—A lo que me refiero es que ser un becado dentro del Círculo es lo que condujo a este desenlace en primer lugar. Otis es el ejemplo de que entrar solo para formar parte de una fachada inclusiva puede ser perjudicial. Así que sí, voy a pecar de clasista y decir que siempre pensé que nunca tuvo que formar parte del Círculo para empezar —admitió al fin y se sintió un tanto contrariado. Decidió no enfocarse en ello. Miró sus manos por un instante. Se volvió al par de detectives—. Repito: no digo que no mereciera ser parte, es solo que… Por más que nuestros líderes lo intentaran y lo intenten, él y el resto de la gente con beca estaban y están a la deriva en el Círculo. Hay una parte que se pierden por no contar con los contactos necesarios, con las conexiones pertinentes. La más importante es la seguridad.
Jesperson soltó una risa aireada mas cargada de socarronería. Varela simplemente se dedicó a continuar anotando. El irlandés se tomó un instante para beber del vaso de agua que estaba frente a él. Sorbió despacio, con cautela, midiendo cada uno de sus movimientos para que estos no demostraran la intranquilidad que fluía por sus venas. No obstante, la interrogante que siguió en la boca de Jesperson provocó que sus manos temblaran: —En ese momento se encontraba en una relación con Albertina Solanas, ¿esta relación resurgió durante el reencuentro previo a su fallecimiento?
Depositó el vaso de nuevo sobre la mesa no sin cierta dificultad. Se lo vio visiblemente consternado y, en un momento de descuido, miró a Amanda.
—No hay ninguna relevancia en la pregunta para los cargos que se le adjudican a mi cliente. Estamos aquí por el caso de Otis Melbourne, no por el de Albertina Solanas —la abogada fue sagaz en su intervención, pero él no fue capaz de apreciarlo porque se encontraba aturdido. No previó la mención a Albertina, la cual suscitó que su estómago se revolviera con malestar. Frunció el ceño y entreabrió los labios.
—Es solo una simple pregunta, abogada. No hay trampas. Solo queremos esclarecer la situación del señor Byrne con respecto a Solanas —habló Jesperson con tranquilidad y sencillez. La mujer amagó con retrucar, mas Niall sacudió la cabeza y llamó su atención con un sutil toque al muslo femenino. Fue cohibido, no quería pasar por atrevido. Amanda posó sus ojos en él.
—Está bien —aseguró después de una exhalación comedida. Enderezó la espalda para no mostrarse compungido—. No, nuestra relación no resurgió porque no tuve oportunidad de acercarme a Albertina en el reencuentro —si su voz sonó firme, fue por un arduo esfuerzo—. Más bien, no me atreví.
—¿Por qué? —indagó Varela.
—Digamos que no fui el mejor novio del mundo. Cometí unos errores con ella y… No me dio la cara para abordarla —se encogió de hombros—. Pero me hubiera gustado. La quise mucho y no pude decírselo con la honestidad que merecía.
Los detectives parecieron satisfechos con la respuesta, incluso si él mismo creyó que era algo escueta. No obstante, adentrarse en ese terreno no era lo que tenía que hacer. Así que se mantuvo al límite con su franqueza.
Oyó cómo Jesperson se aclaraba la garganta. Esta vez, quien procedió a preguntar fue Varela.
—Niall, ¿qué sucedió exactamente entre Otis Melbourne y el grupo de Alfred Buchanan durante la pelea?
Apretó los párpados y arrugó apenas la frente en un gesto que buscaba evidenciar lo trabajoso que era traer a la mente las memorias de aquella noche. 
—No poseo recuerdos muy… claros de lo que sucedió porque para ese punto de la velada estaba muy alcoholizado. No me enorgullezco, pero tenía ¿qué? ¿Veinte, veintiún años? Beber seguía siendo una novedad y la fiesta… Bueno, no estaba exactamente en contra de las indulgencias —subió y bajó los hombros. Una mueca le torció las comisuras—. Puedo decir que me acerqué cuando escuché vociferaciones. Me entró curiosidad saber qué pasaba, aunque estaba completamente ido. Cuando llegué, y esto sí lo tengo grabado en la mente, Otis estaba colérico. Contrastaba enormemente con la imagen que tenía de él. No sabía que podía enojarse así. Y Alfred no se quedaba atrás con sus provocaciones. Nunca entendí muy bien las razones tras lo ocurrido. No sé si fue Amelia, el maltrato, o un rejunte de cosas. No sé por qué Otis lo enfrentó. Sin embargo, las cosas estaban muy agitadas. No logro traer al presente nada preciso de ese momento. Los eventos se sucedieron con demasiada rapidez para mí. Vi a Ferran intentando intervenir y luego la piedra pegándole en el rostro. 
—Entonces, ¿quién lanzó la piedra que hirió a Ferran Dupont?
—No podría señalar a alguien sin que fuera una especulación, porque lo cierto es que no vi al perpetrador —implacable, pronunció las últimas palabras con marcado detenimiento—. Por todo lo que sé, podría haber sido el mismo Alfred —era más fácil arriesgarse a mencionar a quien ya no estaba que acusar a quienes seguían presentes y que, en el último giro de eventos, habían ganado renovada relevancia en su vida. De sus labios no saldría ningún tipo de condena hacia su viejo grupo de amigos—. De nuevo: solo especulo. No tengo idea porque fue todo muy fugaz. De un momento a otro, la piedra estaba impactando contra el rostro de Ferran. Solo ahí me percaté de que la rencilla iba en serio. No estaba prestando demasiada atención a lo que hacía cada uno de los presentes.
—Piense bien. Y recuerde que está bajo juramento —Jesperson golpeteó la punta de la lapicera que no estaba utilizando contra la mesa, haciendo reverberar el sonido contra las paredes estériles. Niall tuvo ganas de poner las pupilas en blanco, pero se contuvo. No había espacio para demostraciones de emocionalidad. Las respuestas más impulsivas a las inquisiciones no eran bienvenidas. 
—Lo sé, y por eso le digo que no vi quién lo hizo —en cualquier otro punto, no hubiera dudado en señalar de manera indiscriminada, pero ahora no podía ni quería hacerlo. Aguardó callado unos instantes como mecanismo de aserción. Permitió que sus dichos se asentaran entre los cuatro—. No voy a caer en el falso testimonio. Afirmar una falsedad es un delito también, ¿no?
—Lo es —la voz de Amanda resonó en la sala—. Además, detective Jesperson, no puede coercionar a mi cliente para que le diga lo que quiere escuchar. Si está diciendo que no sabe quién lo hizo, debe aceptarlo como parte de su declaración. ¿Tienen más preguntas o solo va a seguir ejerciendo presión?
El hombre juntó los labios y forzó una sonrisa que no alcanzó sus ojos. Acto seguido, negó con la cabeza. Resopló y se reacomodó en su asiento. Fingió mirar el archivo, regurgitar su siguiente interrogante. Posó la vista en Niall.
—¿Se arrepiente de no haber intervenido para evitar el ahogamiento? —el tono utilizado fue afable, y contrastó enormemente con el tenor de la pregunta. El joven tragó en seco. Tensó la mandíbula. Pestañeó un par de veces para enfocarse en ambas personas de la ley. 
—Por supuesto —firme, contundente. No había un ápice de duda en sus palabras y es porque eran certeras. La culpa que arrastraba consigo no era biunívoca, no tenía que ver solo con materias del corazón, sino con todas aquellas faltas que había cometido en sus años más mozos. Una de ellas era no haber actuado consecuentemente frente a la desgracia que se desenvolvió en su presencia con una celeridad casi imposible de procesar. Era inevitable torturarse con su falta de acción, con la cobardía de no interceder en el momento preciso. Aun si no planeó que se diera de aquella forma, la responsabilidad que recaía sobre sus hombros era sofocante—. Una vida es una vida. No importa que no lo conociera personalmente, que pensara que no tenía que estar en el Círculo; eso no significa que quisiera un destino trágico para él —bajó la mirada por un instante. Unió las cejas, se mordisqueó el labio inferior. Negó y se volvió a Varela y Jesperson—. No creo que nadie quisiera que sucediera nada de lo que pasó aquella noche —dejó salir un suspiro breve. El pecho le dolía y apoyó la zurda sobre el mismo. Masajeó la zona ligeramente—. Siempre pienso en que… Si hubiera estado más alerta, menos ebrio, si hubiese visto que lo de Ferran fue solo un golpe… Si me hubiese detenido por un segundo para procesar la situación y lo mucho que esta había escalado… Otis seguiría aquí.
Varela fue asintiendo a medida que anotaba. Pronto se dirigió a él y su timbre se materializó en el aire: —Niall, ¿fue usted testigo del golpe fatal?
—Creo… Creo que no. Yo– yo no estoy seguro —titubeó a consciencia. Se rascó la frente con la uña del pulgar; ademán de turbación que era real mas utilizó a su favor. Crispó los puños como si estuviera haciendo un esfuerzo garrafal en rememorar. Las miradas de los detectives calaron profundo, las sentía en los huesos. El corazón le latió con virulencia. Abrió y cerró la boca un par de veces antes de resolver cómo seguiría:—. Solo me encontré con el cuerpo de Otis en el lago. Después… No… No me acuerdo —la frustración eclosionó en los últimos tres vocablos—. Pasaron tantos años y, como les comenté, no estaba sobrio. No puedo saber a ciencia cierta. Los recuerdos son muy difusos. A duras penas podía estar de pie, a duras penas pude socorrer a Ferran. Eso todo lo que atiné a hacer. 
El sonido de la punta de la lapicera contra el papel lo distrajo por un momento. Desconocía si había procedido bien en aquella réplica; los nervios lo tomaron por completo. Temió haber dado un paso en falso. De reojo, echó un vistazo a Liao. Su rostro no le comunicó absolutamente nada, ni una pista. Se resignó a haberla cagado, así que solo esperó por más. 
—¿Por qué tomar la decisión de alejarse de su grupo de amigos anterior al incidente de Alfred Buchanan? —una vez más, la voz de Varela llegó a sus oídos. La pregunta le supo amarga. 
—Diferencias —contestó de inmediato. Era la respuesta que más clara tenía. Ni siquiera precisó de un instante para pensarla; la palabra brotó de él con facilidad—. Lejos estoy de querer pintarme como una víctima, pero a veces las personas con las que nos juntamos pueden influir en nuestros comportamientos —explicó con una calma meticulosa. El tema era uno que creyó zanjado, mas le generó un escozor en el pecho, pues le resultaba arduo no divagar por su mente y recordar lo que en su momento perdió con aquella decisión. Se hizo con el vaso de agua y bebió un poco. Lo descansó sobre la superficie casi de manera imperceptible—. Yo fui un idiota, Alfred fue un idiota. Éramos chicos. A veces uno no se da cuenta de que ya no encaja con una amistad hasta que algo le hace ganar perspectiva —pensó en Malena, en todas las veces que le había dicho que Alfred no era bueno, que tenía que alejarse. No iba a traerla a colación, no iba a usarla de salvavidas aun si ella se había posicionado como uno por tanto tiempo, aun si le había abierto los ojos. 
—¿A qué se refiere? —quiso saber Jesperson.
—A que algunas de las actitudes de Alfred empezaron a hacerme ruido. Actitudes hacia la gente becada, hacia cualquiera que no fuera parte de los suyos. No es como si yo hubiese sido un santo, porque también tuve comportamientos desafortunados, pero llegó un punto en que la forma en que Alfred se manejaba dejó de agradarme. Pude ver que su complejo de Dios estaba engullendo todo a su paso y no quise ser parte de ello. Nunca tuvo que ver con los demás —a su mente llegaron los rostros de Carmine, Theseus, Dylan, Herae y Gideon. El cariño que les había profesado nunca se había esfumado por completo, sin importar cómo terminaron por desenvolverse las cosas entre ellos. Después de todo, fueron sus amigos y si había algo que Niall era incapaz de dejar ir, además de la culpa, era el pasado. Y no iba a negar que, en la actualidad, ese querer prevalecía, quizás más de lo esperado, quizás de manera diferente con uno de ellos, pero seguía ahí. Apretó los labios para acallar un suspiro apesadumbrado—. Solo fue Alfred. 
El agotamiento se prendió a sus músculos. Las memorias resquebrajadas se repitieron en su mente como una cinta tan desgastada que dejaba lagunas. Se sustrajo de la situación por un par de segundos. No veía la hora de abandonar aquel lugar, de poder respirar con libertad y no tener que calcular cada uno de sus movimientos. No obstante, se ciñó a mantener la compostura y parpadeó para regresar a la realidad que le tocaba. 
—¿Por qué decidió guardar silencio ante la investigación oficial? —Jesperson se inclinó sobre la mesa para ganarse su reacción, pero Niall solo prensó los labios en una fina línea.
—Porque no entendía lo que estaba sucediendo —la ceja arqueada de la detective le indicó que no era suficiente, que precisaba más información—. Porque no recordaba nada. Porque demasiadas cosas pasaron en un lapso de unas horas… Dos muertes y una desaparición. Una de esas muertes fue de alguien que en un momento fue mi amigo. No sabía qué decir. Estaba intoxicado. Tenía miedo —en aquello no mintió. La sensación que lo había embargado en ese entonces fue una que solo se replicó con el fallecimiento de Albertina, aunque de esta última ocasión sí poseía más recuerdos, mas no así mayor entendimiento—. De verdad no puedo comenzar a explicarles lo confusa y distante que me resulta esa noche —insistió dentro de toda la calma que le fue posible recolectar. Era una noche tan ajena, como si no hubiese sido él quien habitó su cuerpo durante el transcurso de la misma. Los recuerdos parecían pertenecerles a alguien más, alguien que no le daba el permiso necesario para acceder a ellos. 
—¿Recibió algún tipo de protección o beneficio a cambio de no hablar? —interrogó Varela.
—¿Cómo podría…? —interrumpió la frase para dejarla suspendida en el aire. Frunció el entrecejo y sacudió la cabeza en negación—. No, para nada. Ninguna de las dos cosas. 
Los dos detectives se miraron entre sí, hablando un lenguaje propio. Jesperson se acercó al oído de su compañera y murmuró algo allí que ninguno pudo captar. En el ínterin, Niall mordió el interior de su mejilla y le echó un vistazo rápido a Amanda, quien no le devolvió la mirada. Se veía enfrascada en intentar descifrar cuál sería la siguiente movida. El cierre del archivo resultó un alivio.
—Eso sería todo por ahora, señor Byrne —concluyó Jesperson—. Abogada, ya pueden retirarse, pero tenga por seguro que será contactado nuevamente —la mujer se puso de pie luego de haber recogido sus cosas. Niall esperó que ellos hicieran lo mismo antes de levantarse de su asiento.
—Lamento no ser de mayor ayuda —hizo una mueca en tanto estrechaba la mano de Varela. Ella solo le sonrió brevemente—. Espero haber aportado algo para que el caso se resuelva.
Amanda lo esperó con la puerta abierta y, con un corto asentimiento, terminó de despedirse de los detectives. Salió de la habitación, cerró la puerta tras él y echó la cabeza hacia atrás, soltando un resoplido.
—Decente —deliberó Liao y le palmeó el antebrazo antes de comenzar a andar por el pasillo.
Él solo se mantuvo allí, parado, por un minuto en el que la vio caminar hasta que decidió seguirla con los grilletes de la incertidumbre aletargando sus pasos.
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heraeb · 2 months ago
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* 𓍢 ・TASK 02 ; INTERROGATORIO ─── EN LA PENUMBRA DEL CONFESIONARIO APRENDÍ QUÉ EL PERDÓN ES UNA MENTIRA.
» post original , » @losavntos
seguridad habitual la acompaña en cada paso que da dentro de la comisaría, siendo retintín de punta de tacón lo que sonaba y probablemente, anunciaba que su presencia estaba por venir o que efectivamente ya se encontraba ahí. a la par venía vera alcázar-hastings; abogada de renombre, de apariencia impecable debido a que los años han sido amables con ella. le gustaba pensar que estaba segura a su lado, pero tenía que mantenerse realista y con los pies en la tierra, porque sabía que sería su fin si se confiaba en propio instinto y manejo de situaciones; sólo un tonto caería por ciego, no podía ser esa persona. el parpadeo tenue del fluorescente sobre sus cabezas se sentía como una metrónoma irónica, marcando el tiempo con una insistencia cruel. blonda no responde de inmediato. era el tipo de pregunta que tenía más de trampa que de genuina curiosidad. deja que el silencio se inflara entre ellos, que se volviera incómodo, incluso para quienes lo habían perfeccionado como herramienta de presión.
finalmente, habla, con una voz apenas más alta que un susurro, pero cargada de esa tensión contenida, como una cuerda a punto de reventar. “el círculo ateniense es un círculo social importante, no hay gran secreto tras el mismo ni mucho menos una gran historia que relatar como lo han pintado los rumores a lo largo de los años.” mide mucho su timbre, porque es bastante firme cuando se expresa, actúa como si su vida estuviera en peligro y realmente lo estaba; no se dejaba intimidar por las miradas que tenía encima, en especial cuando lo más seguro ellos esperaban eso de ella al hechar un vistazo a su expediente. “realmente no aprecio la desinformación que se ha manejado, es perjudicial de manera catástrofica porque da pie a teorías locas y a eventualmente, que se pudran las mentes de los que desconocen el concepto en sí.” vocablos no son ensayados, pese a ser premeditados, salen con naturalidad, ese aire arrogante nunca abandona la habitación pese a que recibe una que otra mirada por parte de su abogada. termina por ceder al dejar los ojos en blanco, acomodándose en la silla para brindar su completa a atención a los detectives. “conozco de primera mano el procedimiento, empecemos.”
¿cuál era su función dentro del grupo cercano de alfred buchanan?
pese a que inicialmente analiza la crudeza de indagación, no puede evitar rememorar infancia, conexión siempre ha estado ahí y no lo veía de otra forma hasta que años más tarde consecuencias de no cuidar vínculo empezaron a hacerse presentes. siempre ha sido más de medir consecuencias, una voz de la razón, partidaría de evitar conflictos innecesarios pese a que consideraba errático y catástrofico a mencionado, era inevitable para ella tratar de mantenerlo lejos del problema aunque eso pudiera superarla. “nos conocimos desde muy temprana edad, círculos sociales similares, mi padre siempre ha sido un hombre de muchos contactos.” relata, se acomoda cabellera hacía un costado cuando pausa unos cuantos segundos. sabía cuándo mentía, sabía cuándo metía la pata, le conocía a la perfección y aún así, lo sentía como un extraño recuerdo que a veces la atormenta porque no pudo hacer más, no cuando sus últimos momentos fueron caóticos a su par; había mucho manchado entre ellos que salvación no era posible. “éramos amigos, no hay una función específica cuando tienes una amistad, ¿cierto?” memoriza con amarga nostalgia, se nota por la forma en la que expresión se desconfigura un poco con notorio pesar al compartir; busca empatía, pese a que no se la merezca, se repite a sí misma que tiene que ser cuidadosa. “solía pedirme consejos, muchas personas decían que funcionaba como una consciencia andante.” tuerce carmines en el proceso, le pesaba recordar pero tenía que mantenerse enfocada, no se podía permitir quebrarse. “no siempre me escuchaba.” se encoge de hombros, no tenía mucho caso profundizar en lo obvio. “pero nuestra amistad era genuina, lo fue hasta el último momento.”
¿qué intentó hacer exactamente para evitar el conflicto con otis melbourne?
se toma un par de segundos cuando indagación llega a pabellón auditivo, frunce carmines ligeramente porque el solo recuerdo le sigue generando conflicto; sabía que no había hecho lo suficiente y con eso de por medio, también reconocía que realmente nunca tuvo las armas para realmente poder manejar una situación de ese índole. “solía ignorarme cada vez que le pedía que dejará las cosas por la paz con otis, cada vez que pensaba que él realmente me estaba escuchando, amelia melbourne volvía a la fotografía.” chasquea sinhueso, cierta cólera se puede percibir ante mención de dicho nombre. “ella fue quién de primera mano alimentó ese conflicto, su obsesión con alfred era… aterradora.” cubre carmines con diestra en un intento de ahogar lo que aparenta ser un sollozo, mostrándose horrorizada siquiera con el recuerdo de presencia de la misma en la vida diaria de joven. “lo único que podía hacer, honestamente, era tratar de cuidarlo. quise hablar con él en más de una ocasión, realizar una intervención para hacerle ver que no tenía sentido seguir con una boba rivalidad… sólo dios sabe que lo intenté de corazón y aún así no fue suficiente para ayudarlo.” desvía mirar con pesar, relame inferior con cierto nerviosismo y se nota afectada por dicho relato, porque en realidad era algo que la perseguía pese a que decidiera adornarlo un poco más. “¿sabe lo difícil que es cuando un amigo no te escucha? cuando está cegado por influencias externas y tú sencillamente sólo puedes observar, sin hacer más que nada que rezar por lo mejor.” se le extiende un vaso de agua cuando voz se le quiebra, siente un apretón ligero en el antebrazo por parte de su abogada y se toma los siguientes segundos para dar un sorbo a lo que se le ofrece.
¿en qué momento supo que la situación se había salido de control?
lo supo en el silencio. como se saben las traiciones. como se perciben los terremotos antes de que la tierra tiemble. su instinto le advertía constantemente lo caótico que se podría tornar la situación, supone que debió ser más cautelosa al respecto en el instante que eso le costó, en su momento, la amistad de dos personas dentro del bando opuesto; sabía que mencionarles era ponerse una daga en la carótida porque se le podría interpretar como doble agente. “no lo pensé hasta que fue muy tarde.” admite con más cuidado, casi en automático. “debí venirlo venir en cuanto otis fue a acusarlo, realmente no pensé que su temperamento sería tan violento al momento de un encuentro.” no le pesa hablar así de personas que ya no están, en especial si eran ajenas a su círculo. “todo sucedió muy rápido, era… incontrolable al final. no podían dejar a alfred por su cuenta, habría sido injusto e igual terminó siendo letal para él.” adrede le tiembla mucho más la voz, siente que la visión se le empaña y se mantiene cabizbaja un par de segundos. era honesta cuando sensación amarga la azotaba con descaro, la posibilidad de hacer más que cambie el destino todavía le pellizcaba los talones. “digo, es normal que en fiestas universitarias hayan uno que otro desacuerdo, personas imprudentes debido al alcohol a su sistema, pero jamás algo así.” sabe que no responde exactamente, puede darse cuenta por la forma en la que los detectives se miran entre sí y luego a ella. “no tengo un momento exacto, oficiales.”
¿por qué no intervino con mayor contundencia si se oponía a la violencia?
cuestionamiento la desacomoda notoriamente porque ceño se frunce rápidamente, entonces no mide mucho su reacción cuando les escudriña con la mirada, herida por siquiera la sola idea de que se le deje todo eso encima. “¿qué se supone que iba a hacer por mi cuenta, oficiales? físicamente me era imposible hacer mucho más allá que pedirles que se detuvieran.” es notoria la molestía cuando escupe sus palabras, haciendo que su abogada se aclarase la garganta con intenciones de disculparse por arrebato que no es propio de neoyorquina. toma una bocanada de aire, sólo se disculpa con la mirada. “sólo era una niña, honestamente me gustaría haber tenido el razonamiento que tengo en la actualidad, pero si les soy franca, humanamente no había mucho que yo pudiera hacer. los sucesos de esa noche fueron terriblemente traumáticos para mí, se supone que sólo la iba a pasar bien con mis amigos, no que iba a perder permanentemente a uno de ellos..” entonces da por zanjada la pregunta, acomodándose en el asiento para enderezarse un poco y asegurarse así de recuperar la compostura. estaba lejos de romperse, pero esa pregunta en especifico había calado lo suficiente porque la empuja a repasar cada momento de esa noche, desde primer intercambio entre otis y alfred, hasta su propio intercambio con el mencionado de segundo, el cómo pudo buscar apoyo en otras personas pero es que realmente nadie la iba a escuchar. había la suficiente rivalidad como para no hacer caso a consejos, no sabe si era choque de egos, si era misma arrogancia por parte del buchanan o complejo de inferioridad por parte de melbourne, pero eso lo evita comentar. 
¿cómo asumió el liderazgo del círculo tras la muerte de buchanan?
ladea la cabeza como si buscara entendimiento a la pregunta que entra en pabellón auditivo, realmente tiene la respuesta, pero sabe que no puede cederla tan fácil; entonces pretende estar desconcertada, mirando incluso de reojo a su abogada. “bueno, vaya, siento que me está hablando de una facción determinante, detective.” entonces vera intercede, sabe que ironía por parte de blonda no era realmente la mejor movida, pero al menos seguia viéndose auténtica y no cómo alguien que pasó las siguientes semanas repasando las posibilidades sobre qué decir y qué no. “no sé cómo se llegó a esa conclusión, no es como si hubiera sido una votación en medio del caos. desconozco cómo funcionaban nuestros superiores y su analisis ante una toma de decisiones.” no mentía del todo, pero tampoco se da la tarea de dar detalles. 
¿qué posición tomó respecto a la investigación oficial?
“quería justicia, lo lógico.” pestañea incrédula, provocando que los detectives se miren entre sí de nueva cuenta. “alfred murió por las ansias de poder de amelia melbourne, no sé qué tipo de relación tenían, no sé de dónde venía la obsesión de ella, pero recuerdo claramente como de alguna forma siempre estaba alrededor.” da información que está exagerando por completo, pero parecieran ser piezas fundamentales porque ve cómo se miran los detectives, como parecen anotar mentalmente cada vez que hace mención del nombre de fémina. “di toda la información que tenía a la policía en su momento determinado, puede verlo en mi archivo.” señala con índice el mismo, sigue sintiendo mirada de vera encima y el cómo se devuelve hacía los detectives. “también sabe que nunca estuve de acuerdo con este tipo del altercado ni cómo ustedes hicieron mal su trabajo al no ofrecer respuestas sobre qué pasó realmente con alfred.” escupe sin más, viperina era difícil de controlar tomando en cuenta su tipo de trabajo, lo que motivaba su personalidad y esencia en sí. sabía que estaba jugando de forma inteligente, que si se mostraba muy calmada sería sospechoso, entonces pese a que nervios se esté cociendo en boca del estómago, demuestra la cantidad necesaria, lo que cruza lo humano, lo natural y nunca lo premeditado.  
¿qué sabe del autor material del ataque contra otis melbourne?
“detective amaranta, me imagino que usted fue una mujer excepcional durante su tiempo en la academia, ¿no es así? he leído bastante sobre usted.” atención se fija en mujer, tenía que recordar que no era ella la que cuestionaba. “entonces, sabe de primera mano que durante esos años, tu prioridad no es complotar. tienes una oportunidad para destacar, ser el mejor de tu clase y no fue la excepción para mí.” su historial podría hablar con ella, se lleva un asentimiento por parte de la misma. “no sé absolutamente nada al respecto, mi prioridad siempre estuvo en destacar en mi carrera, sabe quién es mi padre y el cómo podría tener las cosas fáciles sino hubiese sido aplicada.” no mentía del todo, sabía que tenía oportunidades en bandeja de plata, su instinto le indicaba que la rivalidad cada vez se hacía más delicada, pero su argumento sigue siendo convincente. se hace del vaso de agua para dar nuevamente otro sorbo, seguridad seguía estando presente, incluso se combinaba con indignación ante el cálibre de cuestionamiento que recibía. 
¿cree que callar fue una forma de proteger el legado de alfred buchanan?
“como le dije anteriormente, todo lo que recuerdo fue tomado anteriormente en mi primer interrogatorio.” reitera con serenidad, echándose un poco hacía atrás para pasear esmeraldas entre el par. “no tengo nada que silenciar, estoy del lado de la ley como ustedes, detectives y siempre he sido recta al respecto.” más arrogante que recta, pero no tenía porque añadir eso. toma uno de los pañuelos en la mesa, haciéndole un gesto a su abogada para que sea ella quien pida un par de segundos antes de proseguir. “es muy difícil para mí volver a esto.” timbre se apaga un poco, alzando mirar a la par que se limpia con cuidado con pañuelo para evitar lagrimeo. “es doloroso.” toma aire, desvía mirar para dejar atención fija un par de segundos en el vaso de agua, en cómo la temperatura parecía afectar la consistencia de líquido. “no me gustan los espacios en blanco, sé de primera mano lo molesto que es eso al momento de tomar un caso.” contacto ahora se posa en jeperson, quien sólo brinda asentimientos, asegurando que por eso mismo estaban haciendo todo lo posible para que ya no exisiteran. no agradece en voz alta, sólo se limita a asentir cómo quién pretende que realmente está del lado de ellos, que comprende sus motivaciones y que su intención era colaborar al cien por ciento para llegar a una conclusión después de antos años.
¿ha sido presionada por miembros de la familia buchanan para guardar silencio?
sabe que si tarda mucho en responder, será sospechoso. “jamás.” es lo único con lo que se permite iniciar, porque se niega a traer nombre de mentora a la mesa, pese a que ella de primera mano fue quién se encargó de hacerla pequeña; recordarle que no era necesaria, que su oportunidad era un regalo que debía aprovechar. sabe qué nombre viene a colación, entonces su abogada interfiere ante la mención de melodía y añade: ‘se tómo el acuerdo que no se mencionaría a la señora buchanan, conflicto de intereses.’ a lo que jeperson sólo suspira con notorio hastío. hera no añade nada inicialmente, se muestra horrorizada. “no tenía un vínculo tan cercano como el de sereia tennant con ella, no tenía por qué sentir ningún tipo de presión de su parte.” sabe que tiene que ceder con algo, pese a que se nota afectada por siquiera pensar en mencionada. jeperson asiente ante información, pero añade también nombre de primógenitos buchanan a la indagación a lo que hera sólo asiente hacía su abogada, dando a entender que estaba bien. “ninguno de ellos me ha presionado o siquiera pedido guardar silencio.” al menos en eso no está mintiendo. “como le dije, me interesa llegar al fondo de esto tanto como ustedes.”
¿qué la motivó a seguir en el círculo después de su muerte?
no fue lealtad ni nostalgia, no fue un pacto de sangre; era la necesidad de poder, lo que prometía pertenecer a dicho círculo y sabía que ese fue su motivo principal. además que la retirada no era una opción, no cuando había tanto que la ataba y que, desde otro punto de vista, la dejaba sin opción. “nada, realmente.” sale con tanta facilidad que es creíble, porque no suena como algo que le dio cabezas ni la posibilidad de respuestas al respecto. dedica una última mirada a los detectives, que parecen intercambiarse miradas de nueva cuenta, sabía a dónde estaba disparando el foco. 
se le agradece su cooperación segundos más tardes, le da la mano a la detective a la par que su abogada le imita con el detective. “gracias por su tiempo.” es ella quien se despide de tal manera, saliendo a la par de la pequeña habitación con abogada. escucha que le habla, escucha de nueva cuenta el sonar de sus tacones y al menos la sensación pesada que tenía en hombros, se aliviana lo suficiente. misma no dura mucho cuando se encuentra de nueva cuenta a patriarca quien estaba a la espera tanto de, acompañar a su cliente, como de saber qué había sucedido con ella. 
‘¿y?’ severidad es similar a la de ella, atención completamente en la de menor estatura.
“enfócate en tus clientes, por motivos legales no tengo por qué compartir absolutamente nada contigo.” escupe en idioma compartido y aprendido por padre. “sólo piensa que me encargue sin tu ayuda, como siempre.” le deja con la palabra en la boca, porque pese a que vera ya se había ido, le vuelve a seguir. 
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carmivne · 2 months ago
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،  𝗧𝗔𝗦𝗞  𝟬𝟮  :  𝐈𝐍𝐓𝐄𝐑𝐑𝐎𝐆𝐀𝐓𝐎𝐑𝐈𝐎 , parte  02  /  02.   𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝙥𝙚𝙣𝙪𝙢𝙗𝙧𝙖 𝙙𝙚𝙡 𝙘𝙤𝙣𝙛𝙚𝙨𝙞𝙤𝙣𝙖𝙧𝙞𝙤, 𝘢𝘱𝘳𝘦𝘯𝘥𝘪 𝘲𝘶𝘦 𝒆𝒍 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒐́𝒏 𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝙢𝙚𝙣𝙩𝙞𝙧𝙖 𝙘𝙤𝙣 𝙨𝙤𝙩𝙖𝙣𝙖.
   ›     post original     ⋆     @losavntos.
     ›     ¿lanzó usted la piedra que impactó a ferran dupont o a otis melbourne?
‘ No, no lo hice. ’ responde a la pregunta de Jeperson, que es veloz en contraatacar con un: ‘ ¿está seguro? ’ Carmine tuerce la mandíbula, visiblemente frustrado. Pero intenta que aquello no llegue demasiado lejos. ‘ Como ya le dije: no estuve plenamente consciente durante toda la noche. Lo poco que recuerdo, se lo estoy diciendo ahora. ’ Si está exasperado, no se esfuerza demasiado en ocultarlo. Sabe que la performance decae de a pocos pero tampoco puede hacer nada en evitarlo, sobre todo cuando empiezan a colarse los nombres que sabe que podrían deshacer su relato con hablar de más. Así que se aferra a la narración como si no hubiese otra cosa, y puede que así sea. ‘ Pero Ferran y yo éramos amigos. Lo somos, de hecho. Puede preguntarle. ’ Es altanero. Es ambicioso, también. No sabe cuánto estaría dispuesto Ferran a poner las manos al fuego por él, sobre todo teniendo en cuenta su reciente distancia. Es más, casi está seguro de que no se esforzará demasiado en corroborar su historia, pero sospecha que no será aquello lo que le pregunten tampoco. Varela rebate: ‘ Otis no era su amigo, Arbury. ’ El rubio gira el rostro en su dirección. ‘ Es correcto: Otis no era mi amigo. Pero tampoco tenía ninguna razón para lastimarlo. Era irrelevante. ’ La defensa es impecable, es rápida y un tanto escueta. Pero parece satisfacerlos lo suficiente para dejarlo en paz. Por lo menos por los instantes que siguen. 
   ›     ¿quién del grupo inició el conflicto físico?
Vuelve a tomar agua. Esta vez ninguno de los dos detectives le permiten darse tanto tiempo libre, así que lo apuran a que el sorbo sea corto. Carmine observa a Amanda, después a Jeperson. ‘ Le repito: esa noche es borrosa. Confusa. No puedo hablar desde la absoluta certeza, pero si me obligan a conjeturar, diría que fue uno de los amigos de Otis. ’ Está incómodo, y no hace falta más que mirarlo para saberlo. Sabe que tiene que hacerse del mando una vez más, no solo de la situación sino también de sí mismo. Que las preguntas de ahora en adelante solo van a ser más y más abrasivas, así que él tiene que encararlas de la misma manera: con el peor de los descaros. ‘ ¿Ignacio Alcázar, tal vez? No lo sé — también puede haber sido Demian Reznick, aunque es menos probable. Ese chico no sabía dónde estaba parado la mayor parte del tiempo. ’ De a pocos, comienza a sentirse más desvergonzado. Se permite reírse, incluso, aspecto que se lleva un vistazo de desaprobación de parte de Amaranta. El juego previamente compartido se siente tan lejano en esos instantes. Desdén es lo único que ve en sus ojos. Traga saliva. ‘ Lo único que sé es que querían fuera a Alfred. Y a nosotros con él. Estaban alterados. No, más que eso: estaban furiosos. ’ Si dramatiza, ninguno tiene por qué enterarse. Es más, decide ir un paso más adelante. ‘ Se veían peligrosos, Varela. Y no lo digo a la ligera. ’ Pero saberse en la cima viene con complicaciones, y es ahí que llega el segundo toque de parte de Liao. Una mera advertencia: ni se te ocurra desbordarte, Carmine. Él asiente en un gesto que es perceptible solo para ellos dos. Aclara la garganta. ‘ Siempre fui de la opinión de que el círculo debía reducirse, algunas inclusiones fueron un error. Ninguno de ellos iba a ser el próximo Clemente Caddel. Eso era evidente desde el primer día. ’ concluye finalmente, ni de un lado de la balanza ni del otro.
   ›     ¿por qué han decidido proteger la identidad del responsable?
‘ No fue una decisión que tomamos a consciencia. Como dije, no somos ninguna secta. Nunca hubo un comunicado conjunto ni un plan maestro. ’ La primera mentira que no reside en una verdad, porque eso es precisamente lo que hubo. Es lo único que recuerda con total claridad: Hera reuniendo a un grupo reducido de personas para decirles cómo iban a salir de esta. Seis años atrás, la rubia fue la única capaz de resolverles la vida en poco menos de una hora. O por lo menos de contener el daño cuanto les fuera posible teniendo en cuenta sus respectivas edades. Él se recuerda a sí mismo de una forma más bien similar a lo que le pasó momentos atrás: viéndose desde afuera, juzgándose desde arriba. Estaba destrozado, él y Dylan. Apenas podían mantenerse en pie o formar oraciones coherentes. Es terrorífico pensar que, si no fuera por un equipo de abogados y una sobriedad de menos de una semana, estarían en iguales condiciones al día de hoy. ‘ Cada uno contó lo que recordaba. Que no era mucho, honestamente. ’ continúa. ‘ Estábamos todos bajo influencias, algunos incluso menores de veintiuno. No es un detalle menor. ’ refuerza lo dicho previamente sobre las figuras adultas en sus vidas. ‘ Nos enteramos de lo que había pasado —¿qué, a las cinco de la mañana? — y antes de que amaneciera, ya estábamos declarando. Tienen que entender que muchos de esos recuerdos están distorsionados, que acabábamos de vivir un suceso traumático y ni siquiera habíamos tenido tiempo de darnos una ducha. ’ Para sorpresa de sí mismo, habla desde el corazón. Tal vez sus intenciones no son puras, pero lo que dice es, en esencia, honesto. ‘ Fue horrible. ’ 
‘ Incoherencias, lagunas, contradicciones… eran inevitables. Nadie tenía el rompecabezas completo. ’ El núcleo de su plan radica en la idea de que las dos personas que tiene en frente le crean. Y cuando sospecha que lo hacen, o que, cuando menos están de acuerdo con parte de lo que dice, considera que es hora de lanzar la bomba. El punto de inflexión depende de cómo diga sus palabras siguientes, así que una vez más se toma unos segundos de su tiempo para preparar una vez más su pequeña presentación. Uno, dos: la mirada en el suelo. Tres, cuatro: los labios fruncidos. Cinco: el mentón que se alza, los ojos achicados, la expresión de quién repara en algo que antes no estaba ahí. ‘ Lo que sí recuerdo con bastante claridad es haber visto a su hermana, Amelia. Al menos una vez. Tal vez más. ’ 
Boom. Amaranta Varela se gira para su compañero. Ninguno de los dos entiende qué acaba de pasar, pero se dan cuenta de que algo en efecto ha sucedido. Un giro importante, una vuelta de tuerca que no esperaban. El as del otro lado. Pero la mejor parte es que ni él ni ella pueden siquiera comenzar a conjeturar que se trata de aquello, demasiado ensimismados en lo siguiente que va a decir. ‘ No la conocía demasiado, pero tengo este recuerdo de esa noche… — creo que en algún momento estaban discutiendo. Ella y Otis. ’ aclara el panorama, y ellos se lo compran. Ni siquiera sabe si así lo quieren. Carmine sospecha que es un poco inconsciente. ‘ Es más, ahora que lo pienso, creo que ella estaba cerca. No sé si desde un primer momento, pero puedo recordar… —son sus ojos. Tiene unos ojos muy memorables. ’ añade innecesariamente. ‘ Creo — no, sé que la vi en algún punto de la noche con una de esas piedras que tanto mencionan. ’ relata como si aquella fuese la labor más tortuosa del mundo. Resopla. ‘ Pero no recuerdo mucho más. ’ 
Como si nada hubiese pasado, se encoge de hombros. Los detectives parecen querer más, necesitar más. Y Carmine se los va a dar pero, como con todo, necesita escucharlos pedírselo. Ellos intercambian miradas y es Jeperson quién toma el control de la situación. Charles Jeperson: ‘ ¿se lo dijiste a alguien? ’ El neoyorquino asiente. ‘ Sí, es decir… —bueno, lo que todos saben, ¿no? — Amelia Melbourne. Las manos manchadas de sangre. Sonaba lógico cuando lo escuché. Después de todo, una discusión más una piedra es igual a una posible responsable. ’ Pero no los enfrenta cuando lo dice. Necesitan que crean que no se trata de una respuesta preparada, sino de una conclusión a la que lo han llevado accidentalmente todas sus preguntas. Lo remata con un: ‘ pero elaborar teorías no es mi tarea, es la de ustedes. ’ 
   ›     ¿cuál es su posición respecto a que el caso se clasifique como “incidente”?
‘ Lo fue. Toda esa noche fue un incidente, un terrible incidente. ’ Asiente reiteradas veces. ‘ Si bien no soy fanático de muchos de nuestros compañeros del círculo, no creo que alguien quisiera esto. No de verdad. ’ El giro de la empatía no es uno en el que pueda caer con facilidad, sobre todo porque no la siente en lo más mínimo. Pero es una carta que Amanda Liao lo pone a entrenar, una y otra vez, porque sabía que iba a necesitarla. No se equivoca. El personaje que interpreta allá adentro se sabe cruel, mezquino, altivo, pero también humano. La mejor parte es que no es más que un retrato de sí mismo, de todo eso que no le gusta ver en el día a día, pero que puede exagerar por una hora si así se lo permite. ‘ Más allá de las posibles rivalidades, o desacuerdos… — nadie quería esto. Este circo mediático, estas acusaciones sin sentido. ’ Sacude la cabeza. ‘ Todo lo que vino después condicionó nuestras carreras. Y todavía lo hace. Ustedes no han jugado un rol muy activo en detener la cacería de brujas, si se me permite decirlo. ’ Varela entorna los ojos, y Carmine aprovecha aquello para fingirse más fuerte de lo que es. Lo hace trayendo a colación ese nombre que quema en la lengua, esa carta que ninguno espera — ni siquiera su abogada. ‘ Melodía Buchanan hizo lo que toda madre hubiese hecho en su posición, Gideon todavía estaba en Pomona cuando Alfred falleció. ’ Escucha cómo Amanda ahoga un suspiro que no diferencia entre el alivio y la mayor preocupación. ‘ No tenía sentido alguno torturarlo con la muerte de su hermano solo para satisfacer el hambre de la prensa barata. ’ No obstante, Carmine acusa con total normalidad. Como si no hubiera pasado nada. Como si pensar en la madre de Alfred no le revolviese el estómago de sobremanera. Así que juega una carta todavía más atrevida. ‘ Y Otis Melbourne — bueno, esa también es una terrible tragedia. ’ 
   ›     ¿qué secretos de alfred buchanan está usted protegiendo aún?
Se carcajea. ‘ Oh, por favor, Charles. ’ Varela eleva las cejas. Se gira para su compañero, que en cambio no se inmuta en lo más mínimo. Carmine frunce el entrecejo, chasquea la lengua. ‘ No tengo motivo alguno para proteger el secreto de nadie. Tampoco soy la persona favorita para guardarlos, así que créame — no recibo tantos como usted piensa. ’ se defiende, y no está siendo del todo deshonesto. ‘ Claro que Alfred y yo compartimos cosas. Éramos mejores amigos — no todo lo que se dice entre amigos tiene relevancia legal, ¿no cree? ’ plantea de manera retórica. Por supuesto, todo aquello de lo que alguna vez se supo único conocedor iría con él a la tumba. ‘ Si lo considerara de otra manera, se los diría. ’ termina de mentir. No obstante, reconoce que el terreno se presta para un buen broche de oro. Así que decide dárselos: ‘ Aunque supongo que… ’ empieza diciendo, la mirada en la mesa antes de subir hacia ellos. ‘ Bueno, esto no es precisamente una bomba, pero — Alfie y Amelia estaban viéndose. En secreto. Por un tiempo. Antes de todo esto. ’ les dice lo que ellos ya saben con el fin de alimentar una curiosidad por más y más basura. Aparentemente, lo logra.
‘ Alfred no hablaba mucho del tema. Yo tampoco. Soy reservado en aspectos del corazón, ¿sabe? Es más, recientemente fui empujado a salir del armario, así que no ha sido fácil… —bien, Alfred también lo era. Por lo menos conmigo. Pero sí noté algo. En los días previos se lo notaba… inquieto con ella. ’ Es la primera vez a lo largo de esa hora que reconoce que, en efecto, hay un showman en él. Este está más vivo que nunca. ‘ Amelia no tenía la mejor reputación. Parecía inestable, a falta de una mejor palabra. Alfred pensaba que estaba influyendo sobre Otis, metiéndole ideas sobre él. ’ Escucha la percusión del golpe final. Las personas preparadas para ponerse de pie en sus butacas. Los futuros aplausos. ‘ Nunca entendió ese odio que Otis sentía por él. Pero sospechaba que Amelia tenía algo que ver — bueno, por algo los Melbourne discutieron esa noche. No me sorprendería si fuese por eso. ’ E incluso en toda la sarta de mentiras, hay honestidad. Por eso tiene que terminarlo justo a tiempo, momentos antes de que la verdad revele algo que se le escape de las manos. ‘ Pero me temo que nada más me viene a la cabeza por ahora. ’ Los detectives se acomodan en sus asientos, Amanda comienza a ponerse de pie. ‘ Si surge algo más, me aseguraré de llamarlos. ’ les asegura Carmine. Nada parece molestarles más que darse cuenta, en ese preciso instante, que le han permitido llevar adelante el ritmo de la conversación. Que esta ha finalizado en sus términos, y no en los de ellos. Aun así, les extiende la cordialidad de ser quienes se paren primero, y él lo hace un segundo después. Les extiende la mano a ambos. Sonríe. ‘ Un placer, Varela, Jeperson. ’
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pevrcival · 2 months ago
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( ⋆˚࿔ ) 𝗧𝗔𝗦𝗞 𝟬𝟮 ; 𝗜𝗡𝗧𝗘𝗥𝗥𝗢𝗚𝗔𝗧𝗢𝗥𝗜𝗢. ──────- EN LA PENUMBRA DEL CONFESIONARIO APRENDÍ QUÉ EL PERDÓN ES UNA MENTIRA. ⤿ post original. ˓ banda sonora. ˒ ⤿ tw. manipulación. ˓ @losavntos. ˒
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la advertencia de ruth acerca de la facilidad con la qué debía enunciar un encanto qué más bien se había vaciado con el pasar de los días es incipiente recordatorio de qué la representación viene con el costo de la justificación de propio apellido, qué responsabilidad qué recae en los hombros está sedimentada en la percepción qué tiene acerca de ser hermano mayor de quién han acusado de homicidio, cuidadoso es cuándo estrecha la mano de ambos detectives, qué toma asiento y todo movimiento es excesivamente medido, meticulosidad sin embargo no se transmite a una realidad más allá del encanto poseído en un ambiente controlado principalmente tras práctica en ambientes políticos, en la necesidad de mantener un claro orden en sí mismo. asiente a las interrogaciones con cuidado, la sonrisa bordeando la seguridad utópica qué no tiene a la mano y qué sin embargo decide pretender qué posee, un entendimiento más allá de las palabras puesto qué arma más poderosa en momentos como aquel es el silencio, lo aprovecha a su beneficio, descoloca interlocutores cuándo simplemente asiente, cuándo ruth otorga las respuestas por él con solemnidad implacable con una templanza de acero qué únicamente va mejorando seguridad propia y simplemente asiente, carraspea cuándo dejan vaso de agua frente a él. ' ¿hay necesidad de repasar los cargos? ' inquiere, con cuidado, simplemente vuelve a escuchar, se acomoda en la silla, asiente suavemente antes de permitir qué ruth cargue la batuta de conversación.
⤷ ¿qué lo llevó a respaldar a otis melbourne frente al grupo de alfred buchanan?
' nunca fue contra el grupo de alfred buchanan. ' la aclaración es pertinente, se saborea cómo necesaria en el momento qué entrecierra ligeramente los ojos y observa con suma atención a ambos detectives, qué no se cohíbe en lo absoluto. ' eso implicaría a más personas y los actos de alfred eran enteramente su responsabilidad. ' destaca en el tranquil de querer limpiar absolutamente cualquier sospecha de su hermano, de carmine, cuidar precisamente el momento en el qué no hay una conciliación clara y qué cualquier implicación al apellido buchanan se precipita a un caos sin precedentes en el cuál la carta sería libre para enlazar a todos en un mismo pecado, una prohibición absoluta para él qué intenta, en realidad, mantener una claridad de diferencia entre quienes son santos y quién es posible pecador sin adentrarse en el papel jugado por sí mismo en la narrativa de un convencimiento qué se siente tan lejano qué no se molesta tampoco en mencionarlo. ' me parecía absurdo y francamente patético qué la cualidad de becado qué sostenía otis fuese un impedimento para qué estuviese en los mismos espacios, sin embargo, también comprendo las connotaciones del clasismo en nuestro sistema, por más prestigioso qué este sea, jamás estará sin alguna falla. ' encoge los hombros, sonríe de manera brevísima cuándo jeperson ríe con aquel comentario, qué de alguna manera validación está en un enlace flojo de una crítica qué sabía debía hacer en el momento adecuado. ' yo simplemente hable con otis dos o tres veces, después de todo era mi cuñado. ' la amargura de palabras es una punzada directa y aunque le duele, pretende qué no es así, un velo de calma qué refleja el tranquil qué jamás sentiría con la situación. ' yo no podía dejar qué siguiese permitiendo ese trato por parte de alguien qué solamente parecía estar poseído por una creencia arcaica. ' no menciona los celos, la deliberación del diálogo, las palabras correctas qué había elegido para aquellas declaraciones qué no tenían absolutamente ninguna intención de hacer públicas, los hombros encogiéndose en el momento preciso en el qué daba otro sorbo.
⤷ ¿qué sabía sobre la situación entre otis y su hermana?
tuerce suavemente los labios, pretende hacer una rememoración consciente, un intento de mantener la calma cuándo la respuesta es absolutamente todo y a la vez es aquella declaración blanqueada de amelia qué repetía de manera incesante cómo sí no hubiese forma de que percy, de manera ciega, estuviese de su lado. ' sabía qué se habían peleado, sin embargo siempre respeté los espacios de amelia, sus duelos, la familia es un tema delicado para muchas personas. ' mira fijamente a varela a los ojos, se siente incapaz de cohibirse en el momento qué no podría más que regalar una cara de él qué se carga de pretensión en estado puro, una realidad más bien desdibujada de sí mismo en la cuál se siente merecedor de la comprensión de todo aquel qué esté dispuesto a dársela. ' amelia en los últimos meses de la relación estaba demasiado ansiosa, enojada por su relación con otis — no sé qué han escuchado de aquella noche, pero estoy seguro de qué no comenzó en esta misma. ' relame los labios, vuelve a beber del vaso, puede distinguir el agua embotellada de mala calidad, y podría decir algo al respecto sin embargo se lo guarda, es excesivamente cuidadoso en ese momento qué más bien quiere empecinarse en ser el tipo agradable, el político afable qué sabe qué termina siendo en situaciones de crisis. ' amelia era una persona complicada, también siempre intentó separar mucho la situación romántica de la situación familiar porque alfred estaba en medio de toda la triangulación también. ' la idea de qué los melbourne fuesen dueños del destino de buchanan le sabe a traición, sin embargo se aferra a aquella creencia, a brindarles esa pauta en la cuál quepa la duda, la inocencia de demás sospechosos.
⤷ ¿por qué lo alentó a confrontar directamente al séquito de alfred buchanan?
niega suavemente con la cabeza, ruth le dedica mirada significativa en el momento qué comienza a caer en cuenta de qué paciencia pende de un hilo, de qué mecanismos de defensa podrían alzarse hasta el cansancio y simplemente vuelve a bajar los hombros, juguetea con los pulgares antes de atreverse a cruzar mirada con interlocutor qué dirige aquella pregunta. ' repito lo qué he dicho antes, ' la insistencia sería bilateral, no se permitiría en lo absoluto qué la duda prevaleciese en una inquisitiva qué le haría traicionar a su propio hermano porque narrativa de caín y abel jamás tendría cabida con él. ' jamás fue en contra de un grupo en específico sino de un individuo, considero qué la disputa de otis y de alfred estuvo bastante tiempo gestándose y esto simplemente fue en aumento porque nadie más se atrevió a meterse. ' aunque él lo había hecho, de manera incisiva, insistente, había posicionado una mentalidad más bélica en el mencionado, había envenenado la poca virtud de alfred en oídos masculinos hasta volverlo un villano marcado por todo menos un arco de redención concreto. ' nunca creí qué fuese a escalar a una tragedia, pero no me sorprende, después de todo, ¿cómo iban a poder solucionarlo todo sí un sistema entero les decía qué siempre estarían en lados opuestos de la balanza? ' alfred gozaba de probabilidades y oportunidades, otis tenía qué rascar con uñas y dientes para poder hacerlas ver y no con la misma potencia qué las de quién debía ser considerado su par. ' solamente lo motivé a qué tomase su lugar y se posicionara cómo alguien merecedor de la atención y de la grandeza — eso es lo qué haría cualquier buen amigo, y yo quise serlo con otis porque amaba a su hermana. ' aunque el sentimiento más bien parecía excesivamente idealizado, artificial, enmudecido con descubrimientos emocionales qué se llevaría a la tumba porque sería cobarde mencionar a quién estaba acusado en otra sala, así qué pretende más bien qué amelia fue primera y única, qué nunca existió alguien más. ' nunca me voy a arrepentir de amarla — me arrepentiré de no haber podido proteger a su hermano. ' sentencia, destaca un arrepentimiento qué a veces está, pero qué más qué nada funge su función de reforzar la pantomima de aquellas creencias. ' así qué la confrontación jamás fue grupal, solamente individual. '
⤷ ¿cómo influyó su relación pasada con amelia melbourne en sus decisiones de esa noche?
' amelia y yo seguíamos juntos durante los eventos de esa noche. ' aclaración es trabajosa, amarga, porque la relación estaba cayéndose a pedazos y sin embargo mantiene una firmeza de romance idealizado qué no debería de tener porque es un momento qué no dimensiona en realidad y qué solamente está mencionando en una desesperación clara de lo qué quieren escuchar de él. ' nunca terminamos realmente — prometimos hablar después de aquella fiesta de las fieras sin embargo ella nunca llegó. ' porque había desaparecido y las señoritas de artemisa habían afirmado qué estaba cubierta de sangre qué no era suya, pero son detalles qué obvia, qué no menciona y quiere creer qué puede convencer a interlocutor de que no lo hace precisamente porque está afectado todavía por la imagen de un amor desaparecido, de qué la incertidumbre le seguiría carcomiendo hasta el día de hoy. relame los labios, mira de manera suplicante a ruth qué interfiere en el momento qué cataloga dolosa aquella situación, qué amores juveniles tienen una prevalencia en el sistema nervioso qué terminaría aquejando todo lo que tocaba y es así cómo vuelve a asentir, qué es ensayada interrupción cuándo le coloca una mano sobre el hombro para que se detenga. ' quiero creer qué sí todo hubiese salido bien aquella noche, ella y yo habríamos encontrado la manera de solucionarlo todo. ' acota. ' es una lástima cómo se desenvolvió esta tragedia qué nos ha costado tanto a todos. '
⤷ ¿presenció el momento del golpe que provocó el ahogamiento de otis melbourne / ¿considera que su intervención contribuyó de forma indirecta al desenlace?
es noche difusa, culpabilidad qué está en el entredicho del desconocimiento de qué había ocasionado el golpe fatal y un miedo terrible a qué esto tuviese algo qué ver con carmine, con su hermano, con el grupo entero así qué pausa un par de segundos antes de responder exhalación se enuncia casi en una contrariedad de una vergüenza inexistente. ' lo siento, hace mucho no pienso en esa noche. ' acota para ganar más tiempo, tiene el entendimiento casi inmediato de varela cuándo incisivos se clavan en el inferior, pretende qué recuerdo llega de a poco, qué este mismo no se ha diseñado en la biblioteca de clemente con alevosía. ' todo se movió demasiado rápido esa noche — estábamos tomados, intentamos detener una pelea qué no sabíamos por qué se había dado en primer lugar, todos estábamos demasiado angustiados para entender lo qué sucedía. ' explicación es clara, omite detalles demasiado específicos, sin embargo también da los suficientes para posicionarse no solo a él sino al resto de sus compañeros como personas completamente inocentes en ese momento. ' cuándo fuimos a buscar ayuda y regresamos otis ya estaba en el lago. ' explicación es clara, no da pie a confusiones y no da pie al extra de interrogatorios qué parecen quemar en la lengua de jeperson cómo sí no pudiese acallar todos los secretos de aquella noche qué también parecía guardar sin clemencia alguna en su interior. ' a veces me preguntó sí pudimos haber hecho más, jamás qué debimos hacer menos. ' destaca con calma inamovible, con la realidad de qué son buenas personas posicionada cómo protagonista indeleble de una velada qué sabe está destacada por las terribles decisiones. ' y amelia no tendría nunca nada qué ver con esto, porque era una persona, un compañero, podría atreverme a decir qué un buen amigo. ' miente y vuelve a mentir es cómico, porque varela parece movida por la confesión, convicción de sus palabras le llevan a una satisfacción qué no había sentido de manera previa.
⤷ ¿qué intención tenía al apoyar verbalmente a otis meloburne en ese momento?
' nos estamos moviendo en círculos. ' acota con calma, observa a ruth qué le mira orgullosa, qué asiente la cabeza para qué continúe explayando aquella afirmación qué por un momento saca de su eje a los detectives y se quita con parsimonia la chaqueta para dejarla a un lado. ' la intención qué yo tuve con otis, esa noche y en noches previas siempre fue amistosa, quería qué dejase de ser la sombra de alfred porque sí algo nos ha enseñado clemente es qué el potencial se encontraba en todos nosotros. ' asiente suavemente con la cabeza, se siente absurdo, un tanto ridículo, sabe de sobra qué el tampoco hizo mucho por integrarlo a él o a ningún otro becado al círculo precisamente por el apellido qué siempre pesaría más, sin embargo también es plenamente consciente de que varlea jamás tendría la manera de comprobar eso y que jeperson estaba completamente conmovido con la humanidad destacada en las narrativas qué regalaba con calma. ' no puedo dejar de decir qué lo que sucedió con otis fue una pérdida tremenda, pero tampoco puedo dejar de insistir en qué mis intenciones únicamente fueron las de una conversación pacífica; si alfred o él quisieron escalar hasta dónde escalaron, ciertamente no podrían atribuírselo a nadie más que a ellos dos, la culpa no puede ser solamente del sistema sí el sistema no los corrompe a todos. ' pausa, le sonríe. ' y nadie más qué ellos ha tenido esta clase de incidentes. '
⤷ ¿ha mantenido contacto con amelia melbourne desde lo ocurrido? / ¿cuál ha sido su reacción ante la decisión del grupo de guardar silencio?
' no sostengo ninguna clase de comunicación con amelia desde hace más de seis años. ' aclaración es rápida, tajante, la primera vez qué no otorga un encanto en las respuestas, una simpatía implícita en la calidez de palabras qué envuelvan los dichos con muchísimo cuidado. ' me hirió muchísimo qué mintiese durante sus declaraciones en video y por esto mismo he rechazado cualquier intento de acercamiento. ' pausa, le mira a los ojos, da otro sorbo al vaso con agua y solicita un relleno de este mismo en un movimiento qué le da tiempo de reconfigurar la psique qué, de no ser así, se volvería completamente loca en el momento qué el recordatorio de qué amelia sigue viva lo tiene tatuado en la piel. ' no puedo ni imaginar el nivel de trauma por el qué ha atravesado y me lastima pensar qué lo hizo completamente sola, sin embargo yo no puedo hacerme responsable por esas dolencias y mucho menos permitir la difamación de mi persona con una acentuación y una desvirtualización de una relación qué en su momento lo fue todo. ' emotivo es vago discurso cuándo saca pañuelo del pantalón y pretende limpiarse las lágrimas qué si bien, han surgido se trata únicamente de un maquinado movimiento. ' nadie ha guardado silencio, después de todo, estamos aquí, completamente dispuestos a cooperar con lo que nos soliciten y a cómo de lugar. ' sonríe de manera cínica, sin poder evitarlo, aunque es un gesto qué arranca jolgorio de boca femenina, qué ruth es pronta en acotar carisma nato y claridad de respuestas qué añora faciliten la investigación. ' confío en mis compañeros con la misma fuerza qué aquel primer día de interrogación, porque todos sabíamos qué ninguno sería capaz de hacerlo, sin embargo también ha sido demasiado tarde para qué ustedes quieran creer qué no les hemos dado todo lo qué sabemos. '
⤷ ¿qué lo impide ahora de declarar todo lo que sabe?
' absolutamente nada, detectives. ' posa ambas palmas contra la mesa, casi cómo sí aquel movimiento diese una directa señal de la seguridad con la que está destacando su accionar, una calma inusitada qué prevalece hasta el último minuto de la situación, una cadencia clara en el enunciado qué se saborea cómo despedida porque ruth indica qué no hay necesidad de una última pregunta qué se cargue de una sospecha de la cuál debería de estar prácticamente absuelto con información y narrativa proporcionadas. ' declaré antes y declaré ahora todo lo qué sabía y sabré del caso. ' es juramento en vano, quizá, sin embargo es mucho mejor qué ceder a la angustia. ' lamento no poder de ser más ayuda, sin embargo las amistades de otis melbourne seguramente darán un mayor esclarecimiento a las verdaderas intenciones. ' asiente cuándo va poniéndose de pie, cuándo se calza la chaqueta para darse media vuelta y salir a paso calmo, qué rebusca el móvil en el interior del bolsillo para hacer una llamada brevísima. ' ya está hecho. ' otorga a quién escucha del otro lado de la línea, el corazón golpeteando con inclemencia contra el pecho. ' no vuelvas a llamar sí no es una emergencia, mamá. ' destaca con exhalación pesada.
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malevna · 2 months ago
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( ⋆˚࿔ ) 𝗧𝗔𝗦𝗞 𝟬𝟮 ; 𝗜𝗡𝗧𝗘𝗥𝗥𝗢𝗚𝗔𝗧𝗢𝗥𝗜𝗢. ──────- EN LA PENUMBRA DEL CONFESIONARIO APRENDÍ QUÉ EL PERDÓN ES UNA MENTIRA.
⤿ post original. ˓ banda sonora. ˒ ⤿ tw. grooming. ˓ @losavntos. ˒
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nerviosismo insano prolongándose por endeble columna vertebral en el momento qué se adentra a sala de interrogatorios, qué oceánicos se cuelan en la vista de aquellos almendrados qué reconoce en amaranta, qué camaraderías están más bien diluidas en realidad de escenario qué se posiciona cómo hostil, amanda, presencia monumental qué le otorga cualidad endeble, tensión apócrifa en la mandíbula, en sangrante punta de lengua qué se retuerce entre los dichos policiacos, entre aquella burda sensación de simpatía qué le parece más bien pecaminosa; "…los cobardes e incrédulos… y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre…" repetición de amenazas fraternales quebrándose entre los huesos, en la evasiva de mirada cristalina, de asentimientos medidos, de pantomimas guiadas por el control carente qué se posiciona cómo único vehículo de salvación, candidez qué no posee pero qué le atribuyen, sonrisa clavándose en la espesura de pétalos entreabiertos. ' seis cosas aborrece jehová, y aún siete abomina su alma; los ojos altivos, la lengua mentirosa... ' mirada se clava en la de jeperson, los hombros deslizados en una sacudida, carraspeo enunciado en advertencia de carmines de liao y ríe, bajito, con condescendencia qué se entremezcla en dulzura practicada. ' lo lamento, es que yo no miento, mucho menos bajo juramento — mi padre nos crío para temerle al pecado humano y al castigo divino, debe estar ahí. ' señala con el índice el expediente, posteriormente pausa un par de segundos, asintiendo ante palabras ajenas. incisivos estoquean belfo, acepta el vaso de agua qué se le ofrece, da sorbos qué se empañan con linfa de la herida, espasmódica diestra qué rasga la dermis expuesta del muslo, qué va adentrándose en la dermis de a pocos, mención de culpas, de castigos y de consecuencias, ecos qué apenas otorgan un sentido, confianza posicionada en figuras de amor, en la retorcida creencia de qué planificación está a salvo de márgenes de errores. niega suavemente con la cabeza, liao responde por ella, le presiona suavemente el hombro en un intento de calma.
⤷ ¿por qué solicitó seguir a amelia melbourne por el sendero de sangre?
inicio de entrevista es insólito, confusión mermando en tranquil practicado, labios abriéndose y cerrándose con la dificultad de aquella remembranza, con ese patético detalle de un momento tan distante, carente de sentido, nebuloso por propia mente qué jamás había regalado piedad en la incertidumbre de su propio pecado y solamente observa, con cuidado, atención diluida en el trémulo respiro de amaranta simpatizando e insistiendo qué temporalidad en aquellas estériles paredes sería él qué necesitase. ' no sé a qué se refiere por sendero de sangre detective, — me apena mucho suponer qué es por la sangre de su hermano, descubrí de quién era demasiado tarde, conjeturas qué hizo la policía, usted — ' mira fijo a jeperson es deliberado el movimiento de clavículas marcadas qué observa de forma estoica. ' hizo la conjetura de qué la sangre pertenecía a otis melbourne la mañana siguiente. ' acota, asiente suavemente y la risa de autosuficiencia de liao le indica qué es aceptable, así qué prosigue, dulzona, apoderándose de a poco de propia anatomía, del espacio qué antes se sentía reducido. ' no quería qué se quedase sola, yo no sabía qué — no sabía lo qué había sucedido. '
⤷ ¿qué la detuvo en el último momento?
' sereia tennant. ' simpleza en el diálogo, hombros encogiéndose, negativa rotunda empapando la lengua cuándo la mirada se baja, pretende vergüenza, dolo, responsabilidad qué ha caído contra los hombros cómo sí aquello no hubiese sido suficiente castigo y necesitase excomunión, dactilares qué se encarga qué amaranta vea qué tiemblan deslizándose por entre caireles pardos, pena practicada y convincente. ' supliqué hasta qué no me quedó más voz para hacerlo — supliqué hasta el cansancio, pero por supuesto qué no culpo a las demás chicas, ellas — nadie de nosotras podía enfrentarse a ella, a la influencia qué melodía tenía sobre ella. ' es peligroso, lo sabe bien, enlazarse a nombre buchanan, ser consciente de qué juega dinámica peligrosa al no tener claro sí sus amigos querrán protegerle, sin embargo sabe qué deslindarse es única manera de supervivencia y la aprovecha, con fuerza. ' no tendría sentido pelear cuándo adentrarse al bosque hubiera sido una condena — ' sollozo premeditado, tortuoso en oídos ajenos. ' después de todo, ¿por qué estaría empapada en la sangre de su hermano? sólo dios sabe — ' coge un pañuelo qué se le es ofrecido, lo desliza con sumo cuidado, sin embargo no el suficiente cómo para qué máscara de pestañas no se corra lo suficiente para otorgar imagen de pena, de dolo. ' lo qué ella le hizo a su hermano. ' meticulosamente se cubre la boca con la diestra, pretende aterrarse por propios vocablos, por la rotunda realidad de la enunciación de una verdad qué sabe qué están comprando, por completo y la mirada por un segundo se desvía hacia su abogada la cuál le cubre por segundos breves con cabellera azabache, qué desliza un buen trabajo, una insistencia de continuidad de aquella dinámica, de esa sentencia qué se propaga y sé posiciona cómo la realidad, la primer piedra de una cadena de infortunios.
⤷ ¿quién le indicó qué debía guardar silencio? / ¿qué percibió en amelia durante el incidente?
' creo que ustedes y yo sabemos perfectamente quién me indicó qué guardara silencio. ' toma un sorbo del vaso con mucha más mesura, una medición deliberada en la cuál destaca la curvatura de las cejas en la complicidad de brevísima mirada con abogada qué asiente suavemente con la cabeza. ' no quiero lastimar a nadie, de verdad. ' súplica es inmediata, trémula y vergonzosa, una pena qué acarrea qué considera convincente en yuxtaposición con el silencio de las lágrimas pegándose con la delicadeza a los pómulos levemente hundidos. ' ellen y jesaiah intentaron abogar junto conmigo con respecto a toda la situación, pero melodía siempre devoró absolutamente todo lo qué tocaba, y no dejaba de tomar en ningún momento. ' pausa, delicadeza de la punta de la lengua desliza contra inferior. ' eso no significa qué amelia no fuese cruel, inclusive al inicio de la fiesta yo escuché qué le decía a otis qué lo quería muerto, qué de ser necesario lo haría con sus propias manos. ' escalofrío plasmándose en columna vertebral, en la realidad de una ausencia débil de juicio, se vende cómo figura dadivosa, se santifica a sí misma en la inmediatez del momento y observa, con satisfacción la manera en la que jeperson pareciese retorcerse en el asiento visiblemente conmovido. ' aunque todos decimos cosas qué no queremos decir. ' murmura bajito, prudente movimiento de no otorgar la baraja completa, la transparencia de acciones qué tal vez, en conjunción de demás testimonios podría ponerle en jaque. ' pero la sangre, la amenaza, el hecho de qué muchos sabemos qué otis clamaba qué estaba podrida... me da pena creer qué la tragedia de caín y abel no nos ha otorgado la enseñanza qué debería. ' mirada va de varela a jeperson, la discreción qué otorga cortina de hebras para pausar por un segundo, qué medición sea tomada como sí se tratase de aflicción. ' ¿ustedes tienen fe, detectives? ' arquea suavemente las cejas, la duda en ambos es satisfactoria, phillip había otorgado pista suficiente para adentrarse desde ese ángulo, de brindar, aunque fuese un fragmento de versículo qué le posicionase como devota. ' porque mis iniquidades se han agravado sobre mí; como carga pesada se han agravado sobre mí. ' murmura bajito. ' salmo 38:4 ' explicación es cauta. ' todos estuvimos sumidos bajo la culpa de alguien más, está en nosotros brindarles el perdón y el perdón siempre se dará a través de la verdad. ' y miente, por supuesto, con la calma de quién jamás lo ha hecho, convicción de qué jamás se le arrancará el beneficio de la duda. ' amelia esa noche estaba fuera de sí, poseída, aterrorizada, todas, casi todas, lo estábamos, era imposible no estarlo cuándo no sabíamos qué sucedía, cuándo la sangre en sus manos podía ser de cualquiera. ' jeperson le interrumpe, rápido embelesado en la narrativa, enuncia qué era la sangre de otis y magdalena le mira, genuinamente, pretensión de desprenderle el alma en un sólo trazo débil de la sonrisa. ' exacto, pero eso nosotras no lo sabíamos en ese momento. ' murmullo avergonzado. ' detective jep — ' es interrumpida, llámame charles; sonríe agradecida, más bien cargada de autosuficiencia, primer escalón ganado, terreno qué sabe amanda esperaba qué escalase para qué posteriormente la demás clientela lo tuviese claro. ' charles, por supuesto. ' asiente brevemente. ' solamente vi qué amelia estaba errática en ese momento, pero todos somos humanos, es complicado, aterrador, no puedo culparla a pesar de — la expiación de pecados es importante para mi. '
⤷ ¿qué eventos provocaron su posterior estado catatónico?
sabía qué suerte era más bien limitada, es propia debilidad mental, aquella flaqueza qué le aterraba, disparador qué presenciaría su caída el qué le obliga a suplicar por un poco más de agua, qué hace pantomima de buscar la mano de amanda en la excusa de no lacerar propia dermis, de calidez de una mano ajena, la determinación brevísima de qué no debía ceder a su propia psique en momentos de pánico, así qué espera, en charla vacua con amaranta acerca de nimiedades, de una serie de disculpas qué brevemente encaja en la narrativa con magistral cuidado antes de qué jeperson otorgue vaso de agua con un ligero apretón al hombro, parental gesto qué le recuerda a la manera qué podía lograr flaquear a su padre cuándo necesitaba hacerlo. ' mis reportes médicos deben estar ahí. ' apunta con cuidado, trémulo arrepentimiento. ' la dra. bauman se encargó de ello, es quién me atendió desde el incidente hasta la fecha — a veces las recaídas son complicadas, los disparadores... nunca podré decir qué estoy bien del todo, esa noche es una constante pesadilla, un recordatorio de qué la crueldad puede estar presente en todos. ' flaquearía sí las uñas no hubiesen encontrado nuevamente el sitio seguro en tegumento del muslo, en esa brevísima idea de calma qué más bien es oasis en la incertidumbre momentánea. ' las ordenes de sereia, la sensación de terrible soledad por la manera en la que manipuló todo para qué ninguna de las chicas me apoyara — me sentí terriblemente sola y amelia, amelia parecía un fantasma, una réplica del mal qué a veces nos acecha y yo, ' se limpia las lágrimas con el pañuelo, cuenta los segundos, cuarenta y cinco para ser precisa, número qué indica un pensamiento cuidadoso sin embargo no manipulado. ' jamás he sido fuerte, yo lo sé, porque jamás tuve qué serlo antes. ' miente, se detesta a sí misma por vender aquella parte de sí misma qué se arrincona en esa fantasía, en la imagen publicitaria más idónea. ' me quebré y no estoy orgullosa de ello. ' confesión más sincera qué ha brindado en lo qué va de interrogatorio, secreto qué es únicamente de ella, de aquel dolor qué nunca ha enunciado, de un arrepentimiento qué pesa pero sin embargo se diluye en panorama abierto, en la necesidad de protección de quienes más quiere.
⤷ ¿qué instrucciones recibió de boris bleichman tras lo sucedido? / ¿por qué considera que bleichman la eligió cómo su protegida?
sabía qué terminaría llegando, por supuesto, el asco merodeando cada filamento de la anatomía, incisivos otorgando estragos en el interior de las mejillas, en todos los sitios disponibles, el hierro mezclándose con la saliva en el momento qué es plenamente consciente de la necesidad de su favor, del poder qué sostiene sobre ella, del miedo qué prevalece, del tacto qué noches previas retornó en una declaración de guerra abierta, de contundente amenaza de protegerse el uno al otro, a peter, las náuseas perseverando cuándo cierra los ojos por un segundo y amanda tiene qué llamarle la atención, española encuentra una necesidad de pretensión qué no había prevalecido y lo hace, volver a mentir, por él, por ella, por relación. ' boris jamás me ha pedido nada. ' calumnia, decepción, asco por sí misma, remembranza viva del camino de dactilares ajenos contra la cara interior del muslo, la mirada fija en inconexo punto de la habitación, sensación vacía prolongándose en la boca del estómago. ' boris bleichman es un hombre íntegro qué solamente ha sabido hacer lo correcto siempre. ' destaca, enuncia, mecánica ausente de experiencia qué de manera repentina se siente extra-corporea, remembranza de mensajes en el móvil, favor qué se paga, deudas pendientes; pánico retorciéndose en la columna vertebral, adentrándose en las costillas hasta hacer qué el corazón vibre de manera opuesta a cómo debería sentirse. amaranta le observa, es consciente de que le importa, de qué hay duda, de qué debe disipar estas mismas en la inmediatez de plegaria a quién esté disponible. ' me protegió porque me veía como sí fuese su propia hija. ' utiliza palabras qué peter le dedicó alguna vez, la primera vez más bien qué había entendido el peso de sus roces, de sus intenciones, se casa con ellas, no las abandona en ningún momento y se limita a asentir levemente con la cabeza antes de torcer la sonrisa en la tensión de un movimiento de mandíbula qué puede sentir qué cruje. 'me cuidó durante toda mi estadía en el ala médica — nadie más se preocupó por mi. ' a nadie le importas cómo me importas a mi magdalena; cierra los ojos con fuerza, tensa el cuerpo entero antes de exhalar de manera pesada. ' lo siento es sólo qué — me duele qué hablen así de él, esas calumnias, esas implicaciones de qué nos acostábamos. ' se pregunta sí la relación con peter no existiese hasta dónde habría nacido aquella insistencia, no la piensa, la elimina por completo de su sistema antes de volver a alternar mirada entre rostros ajenos. ' boris bleichman jamás me ha puesto un dedo encima. ' declara finalmente, y sin embargo último tacto está fresco, la intención del mismo, la amenaza implícita en toda la situación y simplemente sabe qué se condena a sí misma y quiere convencerse de qué es la última vez, qué jamás tendrá qué someterse a aquella sensación amarga, a ese dolo perpetuo, a ese asco por su propia imagen.
⤷ ¿cómo impactó esto en su compromiso con el hermano de alfred buchanan?
' nada de esta situación tuvo qué ver con mi ruptura con gideon. ' aclara en inmediatez del momento cargado de angustia, de la manera en la qué sabe qué coartada puede resquebrajarse en el momento qué sabe perfectamente qué adulterio es pecado capital qué ella se fundió en este mismo con la virtud ansiosa de desmesurado enamoramiento qué hasta ese momento había perdurado. ' simplemente no funcionábamos como pareja, lo más adecuado fue terminar antes de odiarnos. ' encoge los hombros, sin embargo es allí dónde varela destaca la infidelidad, amorío cínicamente público, declaraciones de melodía qué le pintaban con letra escarlata contra el pecho y la exhalación angustiosa por suerte puede ser descartada cómo una vergüenza inocentona de papel qué ha vendido de manera certera sin dudar en demasía de lo qué dice. ' mi relación con peter landry no es un secreto, tampoco el hecho de qué él no sabía qué estaba comprometida. ' miente de manera tajante, la falta se la atribuye, limpia absolutamente cualquier deje de duda qué pueda acontecer en dirección ajena. ' le mentí múltiples veces con mi situación sentimental hasta qué gideon tomó la decisión de qué cortáramos por lo sano. ' encoge los hombros, le desvía la mirada. ' ¿amanda, necesito decir algo más de esto? ' pausa, alza la barbilla, quiere recoger retazos de dignidad qué no tiene, qué ha dejado precisamente en aquellas grabaciones. ' suficiente dignidad he perdido aquí. ' ríe, acongojada, colérica de qué varela y jeperson encuentren aquel dicho tan encantador y rían con ella, prometiendo qué tortura casi finiquita.
⤷ ¿cree qué guardar silencio fue la decisión correcta? / ¿qué habría hecho diferente sí no hubiese sido por la presión social?
' no oculte ninguna información en ese momento. ' destaca de manera tajante, sabe qué es fácil creerle. ' yo no sabía del nivel de intimidad compartido por melodía buchanan y sereia tennant. ' acota con cuidado. ' simplemente en esta vuelta he tenido la oportunidad de hilar los cabos sueltos gracias a su trabajo detectives. ' encoge los hombros, se va colocando el saco con mucho cuidado en el momento que parpadea un par de veces, qué el nudo en la garganta de manera paulatina va haciéndose insostenible. ' el hecho de qué la sangre de otis estaba en amelia lo dijo ella misma en sus videos, y la conjetura de su culpabilidad en todo esto es más bien evidente, sí me permiten tomarme el atrevimiento de la opinión. ' se pone de pie, extiende la mano qué jeperson prontamente toma agradeciendo la cooperación, que posteriormente varela sostiene por segundos prolongados y sonrisa satisfecha, le otorgan el pase de salida en el momento qué da la vuelta para girar el pomo de la puerta y escabullirse al baño más cercano para lanzar el seguro en este mismo y arrinconarse en la esquina más alejada, qué forma un ovillo de sí misma en el piso y deja qué finalmente el alarido sé enmudezca en salvajismo de la mordida desesperada qué desliza en el dorso de la mano derecha para acallar el sollozo naciente.
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breecxx · 2 months ago
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INTERVENCIÓN 02 ; EN LA PENUMBRA DEL CONFESIONARIO, APRENDÍ QUE EL PERDÓN ES UNA MENTIRA CON SOTANA.
selfpara brianne cox – @losavntos
la última vez que dio su testimonio hace seis años, fue en una de las oficinas de algún detective local, muy diferente a la sala de interrogación donde se encuentra ahora. los colores grises, pero cálidos de la oficina son sustituidos por los fríos tonos del lugar. ahí no hay fotos familiares ni clips regados por el suelo; solo una fría mesa, tres sillas y una luz blanca con un leve zumbido que podría volver loco a cualquiera.
jeperson y varela le dan la bienvenida con su discurso ensayado, el cuál seguramente han repetido ya una docena de veces ese día. bree asiente cuando le recuerdan que está bajo juramento, y deja escapar el aire de sus pulmones despacio para responder la primera pregunta. ¿cuál era la naturaleza de su relación con alfred buchanan? "no podría decir que alfred y yo éramos íntimos amigos" comienza, esa parte es fácil: es la verdad. "nos llevábamos bien. hablábamos en reuniones y cuando nos topabamos en la universidad. me agradaba, y posiblemente yo a él, pero no íbamos más allá de ser amigables compañeros" misma relación que tiene con más de la mitad del círculo, bree es una persona de pocos amigos. asimismo, describa su vínculo con otis y amelia melbourne. "con otis hablé un gran total de dos veces que yo recuerde" la primera vez cuando recién ingresó al círculo, y la segunda en alguna fiesta donde la arrastró brook, pero no pasaron más allá de un saludo cordial. "con amelia la historia era diferente, no mentiré: no nos llevábamos bien en lo absoluto." cuando varela le pide que especifique, bree continúa: "no me gustaba su actitud, y a ella no le gustaba la mía" a poca gente le gusta, realmente "amelia solo entró a pomona, y al círculo, gracia a su hermano y su beca. cuando se volvió cercana a alfred comenzó a creerse intocable, actuaba como si todo dover le perteneciera, quería ordenar a todo y a todos" aunque es más probable que sus descontentos se debieran al choque de personalidades fuertes que ambas poseían.
toma un trago del vaso de plástico mientras escucha la siguiente pregunta. ¿en algún momento fue incitada por alfred u otro integrante de la familia buchanan a actuar en contra de los mellizos melbourne? "no, por nadie." de nuevo, la verdad, aunque levemente endulzada "hablábamos mierda a sus espaldas" y frente a ellos, "pero eso es algo que todos en el círculo hacen. no solo sobre otis y amelia, solo...todos en general" se apuñalan en la espalda los unos a los otros en ese lugar. hoy, en medio del interrogatorio, bree tiene la daga en sus manos, los hombros de jules frente a ella, listos para llenarse de sangre.
¿tiene una opinión sobre la admisión de estudiantes becados en el círculo ateniense? no logra disimular a tiempo la mueca que hace, cosa que no pasa desapercibida por ninguno de los dos detectives. "sí, tengo una opinión: no deberían ser aceptados." es una verdad peligrosa para revelar, pero es hora de dejar las cosas en claro. "a pomona, adelante, que entren la cantidad de becados que sea, siempre y cuando demuestren que tienen las aptitudes para estudiar ahí. pero el círculo se supone que es un club de élite, un sitio donde las personas con familias influyentes puedan hacer networking. antes de que entraran los becados no había ocurrido ningún problema, pero en el momento en que se les permitió la entrada es que terminaron cuatro personas muertas y una desaparecida." jeperson escribe algo en un cuadernillo de hojas amarillas como los de las películas y bree se maldice a sí misma por perder momentáneamente la compostura. varela continúa: ¿considera que los valores de su familia se acoplan a aquellos de sus compañeros del círculo? "¿que tiene que ver eso con todo esto?" varela le pide se mantenga tranquila y que responda a la pregunta. "no, al menos no como me criaron. ahora si a lo que se refiere es a cierto rumor sobre mi padre, tal vez haya algo de eso en el círculo, dios sabe la cantidad de STDS que se han pasado la mitad de ellos entre sí."
¿tuvo, en algún punto de su carrera, un desencuentro verbal y/o físico con otis y/o amelia melbourne? "como dije, con otis solo hable dos veces." ¿o tal vez tres? da lo mismo, el punto es que a penas y se relacionaron. "con amelia, la verdad es que no podíamos vernos sin insultarnos la una a la otra" lo cual es algo habitual en la mayoría de las interacciones de bree con la gente en general. "era algo mutuo, pregúnteselo a cualquiera. amelia tampoco es el dócil corderito que tal vez piensen que es."
la entrevista continúa. ¿en dónde estaba en el momento de la muerte de otis melbourne? ¿puede alguien confirmar su paradero? "la mayor parte de la fiesta estuve con ellen myers y alix carson" estaba con ellas cuando los mellizos melbourne se pelearon enfrente de todos en el jardín de los buchanans, la última vez que vio a otis con vida. "el resto de la noche la pasé con brooklyn allard ¿quieren los detalles?" jeperson le asegura que no es necesario, pero no duda le vayan a hacer la misma pregunta al británico.
¿cree que algo de lo sucedido a alfred buchanan pudo haber sido premeditado? y es aquí donde bree aprieta el metafórico cuchillo, filoso y listo para clavarse en las buenas intenciones de jules. quien le confió toda la información que acumuló, a todas las personas que vio esa noche y sus teorías de lo sucedido. llegó la hora, debe informarle todo a los detectives y esperar a que terminen con todo eso de una buena vez. "no lo se, no lo creo." miente. claro que lo sabe, le ha dado muchas vueltas al asunto, juntando sus sospechas con la información de jules, sabe que tiene que haber sido algún tipo de venganza. ¿tiene motivos para pensar que uno o unos de sus compañeros pudo haber querido deshacerse de buchanan? si es así, ¿quién o quiénes? "como dije, todos hablamos mierda de todos, es difícil saber quien habla más en serio que los demás." más le vale a jules tener un nuevo plan pronto, porque esta será la última vez que mienta por él y por su estúpido amigo rubio con cara de perro mojado.
¿qué la llevó a cooperar con la policía? suspira, cansada, desearía de verdad cooperar. "solo quiero que todo esto termine, nos ha estado atormentando por seis años." y ahora regresa a lo que es realmente verdad "quiero justicia para alfred, y a pesar de que no me caía bien, para otis también, merecen descansar."
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h4bit · 3 months ago
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it’s raining outside and it’s warm enough in my room that i can comfortably crack open the window to listen to it while i lay in bed :)
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givdeon · 2 months ago
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◟ ⋆    𝐓𝐀𝐒𝐊 𝟎𝟐  ;  𝐈𝐍𝐓𝐄𝐑𝐑𝐎𝐆𝐀𝐓𝐎𝐑𝐈𝐎.  ───   EN LA PENUMBRA DEL CONFESIONARIO APRENDÍ QUÉ EL PERDÓN ES UNA MENTIRA.
›  post original ; @losavntos.
No hay plan de acción, en realidad se ha negado de manera rotunda a continuar las líneas qué otros han pretendido tender para sí mismo, Lionel es, a final de cuentas única figura de confianza en aquella estación y lo sabe bien, el único qué no ha colocado diana contra la espalda de su madre, qué está suficientemente distanciado del Círculo como para qué pueda ser, finalmente propia persona sin la mirada inquisitiva de todos por quién le había parido. No puede evitar rodar los ojos cuándo escucha el discurso repetitivo, esa necesidad qué muchas veces acusaría de patológica de complacer y niega, una sola vez, con la cabeza. " Ahórrense el discurso. " sentencia le gana un reclamo de su abogado, pero no le importa. " Yo estuve aquí semanas enteras suplicando qué hicieran algo y ustedes prefirieron no hacer nada. " ríe entre dientes, la mirada se clava en Jeperson, en ojos caídos, en evidente cansancio qué se propaga por su cuerpo de manera más qué evidente, no ha descansado en días cómo la mayoría de los presentes. " Lo recuerdo a usted, también, cerró el caso ¿Y ahora quiere pretender qué mi hermano le importa? " Lionel le da un empujón contra el pecho, alza las manos, encoge los hombros, se ríe sin muchas ganas. " Lo siento, lo siento. " destacar aquel comentario le es sencillo sin sentirlo, son palabras qué han vivido en la boca desde hace tanto tiempo qué normalizar estas mismas es más fácil de lo qué había anticipado en un momento cómo aquel. " ¿Saben qué sufrí por mi hermano? " pone los ojos en blanco. " Eso no es secreto para nadie, tampoco lo es qué a veces molestaba a un becado o dos. " relame los labios, chasquea la lengua en un movimiento más bien azaroso qué busca ocultar el nerviosismo qué burbujea en la boca del estómago. " Melodía Buchanan es mi madre y ni así pudieron vincularme directamente con lo qué sea qué estuviera haciendo ella. " se limpia las manos de inmediato, su abogado sonríe ante esto, no sabe el peso qué recae contra los hombros, la culpa, el asco de sentirse traicionero de su sangre. " No tengo qué salvarme porque yo sé qué es sobrevivir a ella. " destaca. " Más qué cualquiera qué quiera jurar qué mi madre era su madre o les quería cómo sí fuesen sus hijos, eso solamente una cortina de humo. " tensa la mandíbula, niega con la cabeza una sola vez antes de exhalar, se niega a indicar nombres en específico así qué solamente niega, relame los labios, se lleva el vaso de agua contra los labios y comienza a beber, un indicador de qué no va a decir más hasta qué se atrevan a preguntar.
› ¿QUÉ SIGNIFICABA ALFRED PARA USTED CÓMO HERMANO MAYOR?
Cejas se alzan, la risa, por un momento está a punto de hacer un eco sordo entre los labios, lo absurdo qué le parece por un momento le hace preguntarse sí es una especie de prueba. " ¿Qué clase de pregunta es esa? " inquiere, aunque sabe qué tiene qué acatar así qué hunde los hombros de a poco, en un gesto lento, meditado. " Era mi mejor amigo. " confiesa tras una deliberación. " Él y Carmine Arbury eran básicamente lo qué yo quería ser cuándo tuviese su edad, me llevaba solamente un año y medio, sin embargo yo lo veía cómo sí fuese la persona más extraordinaria en el planeta tierra. " destaca, siente nostalgia invadirle la tráquea, el escozor de las lágrimas porque sabe exactamente qué es el tema qué más duele, qué ha querido enterrar todo aquello porque se ha entremezclado con una rabia qué sentía por él, por deseos qué había tenido en los últimos meses de convivencia qué jamás se atrevería a enunciar en voz alta. " Alfred era la única compañía verdadera qué tenía y todos te dirán cosas de él qué no son ciertas porque nadie lo conocía. " destaca con convicción. " Quieren venderte la idea de qué era un monstruo porque así justifican sus inseguridades y sus carencias económicas, porque el pobre tiene qué ser bueno y bondadoso siempre y el millonario estar jodido, ¿No es así? " tiene qué calmarse, exaltación es peligrosa así qué solamente sonríe, le guiña un ojo a Varela qué parece confundida por un par de segundos gracias a aquel gesto. " Mi hermano no era un monstruo. " destaca tras unos minutos en silencio. " Era un gran amigo, y un gran líder, por eso llegó tan lejos en el Círculo. " se muerde el labio inferior, juguetea con un bolígrafo contra la mesa. " Quién quiera decirte qué es un monstruo solamente estará buscando ocultar su propia miseria. "
› ¿DÓNDE SE ENCONTRABA DURANTE EL ALTERCADO CON OTIS MELBOURNE?
Sonríe, sabe qué es momento de iniciar el hilo de mentiras, así qué solamente encoge los hombros en ese momento, es un segundo imperceptible en el cuál desliza la mirada a su abogado en búsqueda de aquel permiso, cuándo lo obtiene suspira. " Follándome a mi ex-prometida. " es sencillo iniciar la mentira, burbujea con la curiosidad de los detectives, la extrañeza de simultanea aparición, la mención de papel de la española en el incidente de Amelia y solamente ríe, casi sin poder creer lo que está escuchando. " ¿Se sabe su propia línea temporal, Jeperson? " ataca por atacar y lo sabe bien, pero es confusión a la que se aferra en un santiamén, en una realidad en la cuál va a darle la batuta a Varela, únicamente dirigirse a ella. " Supongo qué usted será más viva con esto. " asiente. " El altercado con Otis fue cerca de la medianoche, follarte a alguien no es una ciencia tan complicada qué requiera de horas y horas, además, le estaba haciendo un favor, ella quería joder a su ex-novio, yo la quería joder a ella de manera distinta. " ríe, es cínico, se desvía por completo de la narrativa qué les interesa, simplemente se enfoca en crear una fantasía qué ellos no habían previsto, qué toda la fiesta de las fieras más qué un complot romano excelentemente planeado había sido una fiesta de veinteañeros qué solamente se había salido de control. Encoge los hombros. " Estuvimos juntos un rato, le dije qué estaba enamorado de ella, me mandó a la mierda, la mandé a la mierda, cuándo llegué Otis y Alfred ya habían discutido. " traza una indiferencia con la punta de la pluma en una hoja en blanco, la presión qué Varela y Jeperson quieren aplicar en ese momento es prácticamente nula. " No sé más acerca de la situación, sé qué hablé con Carmine y con Theseus. " añade con cuidado, parpadea un par de veces y simplemente sonríe. " Estuvieron quizá cuarenta minutos, una hora, intentando consolarme por la situación, les pedí qué no le contaran a nadie porque era humillante. " asiente suavemente con la cabeza. " Supongo qué a usted, Jeperson también le rechazaron mucho a esa edad. " ríe entre dientes, la reiteración de la pregunta le parece innecesaria, sin embargo pasa las manos por metal de la mesa, cruje suavemente los dedos. " No vi nada interesante o qué pudiera ser parte de Criminal Minds, sí eso es lo qué me está preguntando. " aclara, zanja.
› ¿QUÉ RECUERDA CON MAYOR CLARIDAD DEL DÍA DEL INCIDENTE?
" Qué mi hermano estaba muerto y nada ni nadie iba a poder traerlo de regreso. " encoge los hombros, la confusión se mezcla con el duelo, hay una insistencia incómoda, una intención más bien velada qué no puede más qué ocultar en un duelo qué siente pero no del todo, porque aquella noche también había existido el alivio, la sensación de salvarse de una situación engorrosa porque Alfred también se había vuelto un desconocido en aquel tiempo. " Recuerdo qué tuvieron qué decirme qué mi hermano estaba muerto y yo estaba a punto de cumplir veintiún años, teníamos planeado un viaje a Las Vegas, " ríe sin ganas. " Demasiado cliché, pero eso era lo qué significaba tener la mayoría de edad, poder beber fuera de la supervisión de nuestros padres. " encoge los hombros. " También recuerdo qué Peter Landry me dio el pésame, no sabía muy bien qué estaba pasando, supongo qué eso le pasa a los ratones de biblioteca o lo que sea. " revolea los ojos, Varela hace incisivo comentario acerca de adulterio de Magdalena, no puede ahogar la carcajada, los labios cayendo de a poco. " ¿No estábamos hablando del pasado, detective? " asiente con la cabeza, se gira para ver a Lionel qué da un asentimiento. " Él sujeto fue decente conmigo esa noche. " zanja de manera inmediata. " Eso es más de lo qué puedo decir de todos los demás becados qué parecían haber celebrado qué mi hermano se estuviese pudriendo en una piscina, parecía más bien qué para ellos Otis Melbourne no era más qué el medio para el que iban a llegar a ese fin. "
› ¿POR QUÉ DECIDIÓ DEJAR DE INSISTIR EN LA INVESTIGACIÓN TRAS HABLAR CON SU PADRE? / ¿QUÉ LE DIJERON LOS HASTINGS CUÁNDO COMENZARON A CUIDARLO?
Tensa la mandíbula, en esa se tarda más tiempo en retomar la entereza para responder, la mirada más bien se pierde entre las paredes, después regresa a los detectives. " Porque mi familia había sufrido demasiado ya con toda esta situación. " sentencia de manera inamovible " Y todos los demás parecían estarlo festejando cómo sí fuese la caída de la maldita bruja del oeste. " sacude los hombros, recuerda la discusión, las palabras más bien vacías de su padre, la súplica de su hermano mayor de dejar todo cómo estaba para qué la cosa no empeorara para ellos qué seguían con vida, la indiferencia qué su madre mostraba en casa qué se volvía mártir fuera de ella y solamente parpadea un par de veces. " La investigación se cerró para proteger a los imbéciles qué no podían costearse una defensa decente, porque esos siempre estuvieron cargados de resentimiento. " tensa la mandíbula, baja la mirada, cierra los ojos por un segundo antes de carraspear, da un sorbo al vaso de agua, la visibilidad de aquella incomodidad está pegada en los huesos, en todos lados en realidad, parece qué es imposible deshacerse de ella. " Mi padre me pidió qué salvaguardáramos la integridad de mi mamá con respecto a todo esto y yo no iba a ser quién dijese qué no. " confesión es incómoda " Mis padres y los Hastings siempre han sido muy buenos amigos, ellos solamente estaban buscando apoyarnos en lo qué pudieran, me parece injusto qué los quieran pintar cómo sí se tratara de monstruos qué hincaron los dientes en alguien qué había perdido a su hermano. " le mira a los ojos. " Suena exactamente cómo el grupo de Helena festejando por los pasillos qué mi hermano había muerto. " ahí estaba, décima, quinta, novena, no sabía el número de mentira, pero lo suficientemente convincente cómo para qué Jeperson saliese de su cuadrante. " Yo los escuché, numerosas veces, festejar lo qué había sucedido. " encoge los hombros. " Nunca escuché a ninguno de mis amigos hacerlo, nadie fue el mismo tras la muerte de Otis y Alfred. " relame los labios. " Ellos creían qué el clasismo sistemático les iba a salvar y los iba a limpiar, pero Dios, muy bien se sabe, jamás dejará qué justos paguen por pecadores, espero ustedes tampoco. "
› ¿SABE QUIÉN FUE RESPONSABLE DE LA MUERTE DE OTIS MELBOURNE? / ¿POR QUÉ CREE QUE SU HERMANO Y MELBOURNE TENÍAN ESA TENSIÓN CONSTANTE?
" Su hermana, probablemente. " encoge los hombros. " Aburrido, lo sé. " pausa, entrecierra suavemente los ojos. " Aunque, detective, ahora qué lo pienso, Mia Kaplan podría haber tenido algo qué ver. " pausa, relame los labios, finge congoja qué no está sintiendo en ese momento y solamente alza la mirada para clavarla en la de Varela. " Ella estaba obsesionada con mi hermano, sostenían una especie de relación virtual, por supuesto qué escucharon de eso. " encoge los hombros, la fingida indiferencia es suficiente cómo para convencer a interlocutores de que está diciendo la verdad. " Sé qué habría hecho todo por él, sí se enteró de la disputa qué tenían, no me sorprendería qué inclusive hubiese animado esta con un poco más de ganas qué el resto, nosotros, los qué estábamos en el día a día con mi hermano solamente le pedíamos qué se detuviera. " revolea los ojos. " Era absurdo, por supuesto, los primeros semestres había sido divertido joderles, pero después, se volvía demasiado monótono. " encoge los hombros, vuelve a mirarles de manera fija cuando chasquea y tuerce la lengua en un solo movimiento. " Aunque también sí tu padre es policía... Todo lo qué yo tenga qué decir del caso es absurdo. " encoge los hombros, sonríe de a pocos, asiente con la cabeza antes de fijar la vista en bolígrafo con el qué ha estado jugueteando desde hace un rato. " Investiguen a quienes se beneficiarían, no a quién tenga más dinero, eso los hace ver poco aptos. " la siguiente pregunta es más bien cómica, así qué se da el permiso de reír, de solamente observar de manera fija a ambos de manera intercalada. " Porque es lo único qué sabían hacer, pelear por quién tiene más o menos dinero, por quién viaja a Aspen y quién está condenado a pasar el invierno en un pueblito miserable sin mucho contacto va a a por supuesto desarrollar envidia, es inherente en los seres humanos. " chasquea la lengua, solamente observa sin mucha emoción. " Ignacio, Helena, Mia, todos son lo mismo, tienen un complejo de superioridad moral qué también alimentó esa paranoia, a final de cuentas, todos ellos probablemente tuvieron que ver en qué esa enemistad siguiese creciendo, cómo un tumor. " Varela le observa, inquiere acerca de otros becados, niega suavemente, sonríe, también, de manera demasiado cínica. " Ninguno de los demás me parece qué está involucrado, lo lamento, podría decir qué Landry y Bustamante, inclusive son muy buenos amigos ahora, porque nunca tuvieron nada qué esconder. "
› ¿HA SENTIDO ALGUNA PRESIÓN FAMILIAR POR PERMANECER EN SILENCIO?
" Sí quiere qué lance a mi madre debajo de las vías del tren no va a suceder. " niega con la cabeza, sin embargo pausa, finge qué un escalofrío le recorre y también qué el arrepentimiento de las palabras qué se atoran en la garganta es sumamente real. " Mi madre puede ser un monstruo, no me sorprende qué haya manipulado a personas cómo Sereia Tennant de acabar con sus propios cabos sueltos. " la sorpresa en rostros de los detectives se vuelve una pintura, inevitable y cargada de una satisfacción qué le otorga aquel giro de tuerca. " Sin embargo a quienes podía manipular son contados, en realidad dudo mucho qué le interesara acabar con alguien más qué no fuera Amelia Melbourne en ese momento porque estaba amenazando a mi hermano, y sí pudo matar al suyo con ayuda de personas como Kaplan o Stoke, tampoco me sorprendería qué se sintiese bastante cómoda matando a mi hermano después. " pausa, se ríe entre dientes, pretende qué es así cómo evitaría el llorar, la realidad es qué todo le resulta tan absurdo, qué Varela y Jeperson parecen creer cualquier narrativa en ese momento. " Mi madre no mataría a ninguno de sus hijos, así qué, a menos qué de repente el ADN me termine indicando qué no soy parte de la familia, jamás me sentiría presionado por nada más. "
› ¿ALGUIEN DENTRO DEL CÍRCULO LE PIDIÓ MENTIR? / ¿QUÉ CREES QUÉ HARÍA ALFRED SÍ ESTUVIERA EN TU LUGAR AHORA?
" Nadie me ha pedido hacer nada. " tajante, no busca tampoco dar más vueltas al asunto qué se está volviendo repetitivo, así qué solamente encoge los hombros por milésima vez en aquella conversación y únicamente parpadea un par de veces. " No sé lo qué haría Alfred así como nadie más lo sabe porque está muerto y los muertos ya no pueden tener opiniones ni decisiones. " sentencia, cruje suavemente la mandíbula porque también sabe qué tiene qué medir lo qué dice, lo qué hace, cómo se está comportando en este momento. " Así qué la pregunta tendenciosa me parece qué más bien no viene al caso. " les acusa y se pone de pie, no le importan las advertencias de ninguno de los tres adultos qué se encuentran en el recinto. " Tal vez con esto aprendan a dejar de utilizar a mi hermano como el villano de una patética novelita de redención de becados, porque en mis libros, ellos han sido peor qué el resto de nosotros. " alza la barbilla. " El complejo de superioridad moral mato a mi hermano y también mato a Otis Melbourne, anote eso como cita directa sí le parece. " y con aquello termina azotando la puerta para alejarse del lugar.
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nnvla · 2 months ago
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𝘁𝗮𝘀𝗸 𝟬𝟮 : interrogatorio ,
en la penumbra del confesionario, aprendí que el perdón es una mentira con sotana.
post original, ( @losavntos )
La vista de su abogado se clava en ella con las cejas alzadas y entiende la señal de advertencia en su mirada cuando todos están distraídos. Un guiño es sútil, cómplice, en una promesa que mantendría su carácter a raya. Sonríe un poquito cuando el más alto menea la cabeza como si castaña fuera un caso perdido, sabiendo que no es lo que piensa. Lo nota en la confianza de ojos arbitrarios. Irónicamente, tiene la sensación de que mostrarse lo más ella posible tendría una ventaja. También sabe que no debería adelantarse a los hechos, por lo que ahoga un suspiro y traslada la serenidad que no siente a su semblante cuando el detective comienza discurso que supone que ha repetido hasta el cansancio. Asiente en gesto automático, queriendo que todo finalice lo más pronto posible. Uñas lastimadas atisban que horas allí no le dejó ni una cutícula más por dañar. La ansiedad plasmada en el desastre que se convirtieron sus uñas, sin embargo, no permite que se traslade a su mirada. 
— ¿Cuál es la información exacta que escuchó de parte de las alumnas pertenecientes a las Señoritas de Artemisa sobre el caso Melbourne, A.?
La mentira se desliza con la precisión ensayada de quien ya la ha contado antes. —Al principio no pensé que hubiera escuchado nada relevante. Digo, “Las Señoritas de Artemisa” no suena precisamente como el tipo de grupo que guarda secretos escandalosos, ¿me entiende? Más bien parecen algo estiradas —comenta con una sonrisa forzada. La mirada de su abogado que perfora su perfil izquierdo le recuerda que debe volver al guión.  —Así que… me sorprendió oír algo sobre una botella de absenta. Pensé que iba a salir alguna anécdota graciosa, pero solo estaban lanzándose reproches. Que si una se fue, que si la otra la traicionó… Creí que estaban hablando de algún rico insulso. Me aburrí y me fui —miente, sin parpadear.  —Años después entendí de lo que podrían haber estado hablando. Y sí, me dio bronca haberme perdido la parte jugosa. Hasta podría haber tenido más información para hoy.
— Describa a detalle el intercambio que mantuvo posteriormente con Sylvie Hastings. 
— Intercambio… es una palabra un poco capciosa. ¿No? — se deja caer apenitas en el asiento, apoyando los codos en cada soporte de la silla mientras falanges se entrelazan entre sí, encontrando un apoyo en mentón. —A ver, no es por tirarme flores, eh. Pero recuerdo que para ese entonces mis notas eran de las mejores, y tuve un par de ensayos que me convirtieron en una especie de furor en las reuniones de profesores. Una especie de momento rockstar pero de los cerebritos — la mirada hastiada que le dirigen casi le arranca una sonrisa. Casi, casi. — Sylvie y yo nos cruzamos una tarde, en la biblioteca. Hablamos un poco sobre eso. Yo, medio en broma, le dije que algunas chicas se estaban tomando demasiado en serio lo de ser Señoritas de Artemisa. Que parecía un club de rituales y alcohol sacado de una novela gótica. — encoge sus hombros con simpleza. Eran los únicos detalles que podía dar. — Me preguntó a qué venía ese comentario. Le conté que las chicas parecían estar teniendo problemitas. Fue un simple consejo, me parecía un poco injusto que chicas tan inteligentes tengan problemas por un varón. Vamos, que en Pomona levantas una piedra y sale otro chico rico insulso — en eso no mintió. — Eso fue todo.
— ¿Considera que su inserción al Círculo Ateniense se llevó a cabo de una manera injusta o adulterada?  
Finge indignación en azulados que no muestran más que ofensa, cuerpo inclinándose hacia delante. — ¿Injusta? Si por ‘injusta’ se refieren a que una becada con mejor promedio que varios nombres de familia larga haya entrado, entonces sí, supongo que fue una injusticia… para ellos. Solo estudié. Pero claro, cuando alguien como yo entra al Círculo, siempre parece que hubo trampa, ¿no? — Bufa, echándose para atrás sumamente indignada, como si le hubieran dicho la peor de las cosas. 
 — ¿Cómo fue su estadía una vez en el círculo?
 — Horrible  — bien, otra cosa en la que no tiene que mentir.  — La idea de permanecer al círculo jamás me convenció, no me llevo particularmente bien con los ricos. Sabia que seria difícil, que no tenía el apellido, el linaje, ni los modales que les gustan — comísuras se mantienen a raya a pesar de que quiere sonreír por recordar épocas. En medio de esa supervivencia le gustó imponer sus reglas, hacerles saber que tenía la personalidad para no echarse atrás. Que tenía una lengua filosa que podía con varias batallas al mismo tiempo.
— Ellos jugaban a ser intocables. Yo me sentaba ahí, con mi beca, mis notas y mi cara de sé más que todos ustedes juntos. No les gustaba, me miraban como si pudiera romper algo con solo estar. Como si pudieran pisotearme como hacían con todos a quienes creían inferiores.
Se está victimizando demás y lo sabe.
— ¿Cree que la mayoría de sus compañeros la trataban distinto debido a su condición de becada?
— Ajá — asiente. — Incluso tantos años después sigo pagando el precio, detective — el rencor por la reciente portada del artículo con Graham Arbury sigue latiendo bajo sus venas. — Quizá la gente no tenga las mejores opiniones de mí. Lo sé, no vengo aquí a fingir un papel que no soy. Oh, pero... ellos — se ríe, breve, seca, una carcajada hueca que termina antes de empezar —, ellos son los verdaderos artistas. Sonrisas carismáticas, palabras dulces, tragos compartidos. Hasta me invitó uno en la última fiesta… Carmine. Estoy hablando de él — aclara ante miradas de confusión.
Suspira, y su gesto se tensa justo cuando finge desinterés. — Bah. Detalles. Supongo que no vale la pena mencionar que después de eso decidió editar una foto falsa, plantarla en un artículo, y correr el rumor de que estoy acostándome con su padre por simple diversión. Ahora tengo que soportar que me digan que soy una cazafortunas, una adultera y tantas otras cosas que no quiero repetir porque me lastiman. No me gusta que me pongan en esa posición de hostigamiento.
Se encoge de hombros. — Divertido, ¿no? Para él, al menos.
Frota el entrecejo con el índice, como si le doliera pensar en el hecho. Pero no es dolor: es contención. Contención de no poder romperle la nariz como quiere cuando recuerda el contexto.
— Si puede hacer eso ahora a su edad y con una vida adulta ya formada, imaginen lo que hacía cuando solo era un niño rico jugando a ser dios en la universidad.
— ¿Cuál era la naturaleza de su vínculo con Alfred Buchanan?
— Nunca entendí bien porque se acercó pero hubiera preferido que nunca lo haga — admite. Toma un pequeño suspiro y lo larga de sopetón. — Para tener diecinueve años y un poco de imaginación literaria parecí cavar mi propia tumba cuando de repente tenía a varios ricachones enojados pensando que escribí sobre ellos. ¡Vamos! Que los personajes ricos con problemas paternos dieron de comer a hollywood por años, pero por supuesto, los reyes del mundo se creían el ombligo del universo — revolea los ojos. Está ganando un par de segundos aunque un seco ' al grano, wainwright ' le obliga a buscar palabras. Ellos están tan cansados de ella como ella de todos y eso le divierte un poquito. — Cierto. Alfred se acercó, y aunque al principio no entendí, poco a poco le encontré el sentido. Él se sintió representado por algún personaje. Nunca entendí que lo llevó a pensar en eso, ningún personaje mío era de baja estatura y rubio. Ni un bully. Pero lo pensó y quiso mantenerme cerca. Supongo que para ver qué tanto sabía — sube y baja los hombros con simpleza. — No sé que esperaba encontrar, honestamente. No escribía sobre ellos, además, la literatura es como la música. Ya casi todo está escrito — miente apenas. Porque, una que otra vez, se había inspirado en rasgos de vida y personalidades de allí. Pero tampoco era un diario donde todos se enterarían de la vida de todos en pomona, era inteligente para hacerlo con la complejidad justa que pueda considerarse algo a libre interpretación. Y Alfred tenía la inteligente para leer entre sus líneas. También era verdad que muchos de los adjudicados tomaron como suyo algún fragmento que podría haber sido sobre cualquiera. — Creo que le terminó agradando que no me desvivía por él como muchos de aquí. Como su séquito que lo seguía como palabra santa.
— ¿Existía alguna relación previa entre usted y Amelia Melbourne?
— Si por relación quiere decir que discutíamos cada vez que nos cruzábamos, entonces sí, supongo que teníamos algo — ironía es sútil, leve, se desliza por la punta de su lengua con la naturaleza de aquello que es tan parte de sí. — No nos caíamos bien. Eso no es un crimen, ¿no? La universidad está llena de gente con la que uno no congenia. Amelia es un poco… explosiva. Y yo también.
— ¿Ejerció algún tipo de extorsión a sus compañeros y/o docentes durante su estadía en el círculo?
— Qué palabra tan fea esa, “extorsión” — narriz se arruga con sutileza. — No. Creo que no me caracterizo por extorsiones, lo mío es más la impulsividad. No me enorgullezco, eh. Pero dios a veces te da y te quita. Mi inteligencia académica dicta mucho de la emocional pero bah, — revolea palma en el aire quitando importancia. — Nada que un par de años en terapia no lo solucionen.
—¿Puede detallar los problemas de conducta que tuvo a lo largo de su carrera universitaria?
— ¿Mis problemas de conducta? — ríe apenas como si hubiera tenido una conducta intachable. — Ah, me encanta esa pregunta porque siempre va dirigida a los mismos. Sí, tuve mis momentos. Una que otra pelea. ¿Quién no pierde la cabeza de vez en cuando? — el nombre de Vesper cruza su mente al recordar como perdían todo hilo de cordura cuando se golpeaban en los pasillos a la vista de todos. Y eso solo formaba una cuarta parte de su conducta problemática. Y podría poner su ejemplo de que las de la élite también pueden tener aquel mal temperamento. Sin embargo, aprieta los labios y se calla. — Pero curiosamente, los míos siempre se llamaron interrupciones, arrebatos, faltas de respeto. Los de ellos eran crisis, malos días, momentos difíciles. Si yo perdía la cordura era una salvaje y bla bla — masajea su sien. — Qué conveniente que la vara moral siempre mida distinto cuando no tenés apellido importante.
¿Ha tenido contacto con Amelia Melbourne posterior a su retorno a Dover?
— Por supuesto que no. Sé que tengo fama de besarme con las personas que me caen mal pero no está en mis planes hacerlo con Amelia — suspira con el cansancio de alguien que solo se quiere ir en medio del disimulado codo que se clava en su costado.
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faantasm · 2 months ago
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⁀➴ task 02. what's in my bag?
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losavntos · 2 months ago
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INTERVENCIÓN 02 ; EN LA PENUMBRA DEL CONFESIONARIO, APRENDÍ QUÉ EL PERDÓN ES UNA MENTIRA CON SOTANA.
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Sala de interrogaciones es estéril, gélida, la espera ha sido ardua, catastrófica, el miedo se ha sedimentado finalmente entre los huesos cuándo la espera dentro de la comisaría de Dover se ha posicionado con rostros conocidos, algunos con equipos de defensa destacables, de renombre, poder no es únicamente una ilusión ahora sino qué se termina posicionado como una realidad inamovible.
Otros tantos no han tenido la misma fortuna, sino todo lo contrario, equipo de abogados más bien proporcionado por sus mentores es uno qué juguetea entre la línea de la confianza y de su antítesis, ¿Estás seguro de confiar? Esperas lo mejor, por supuesto, después de todo las palabras de protección han sido dedicadas una y otra vez, estás a salvo, no dejarás de estarlo. Por vez primera en muchos días añoras la creencia de estas mismas.
Cuándo es tu turno de conocer a Varela y Jeperson sabes qué astucia la llevan en sonrisa afable, en la amabilidad del ofrecimiento más sencillo de un vaso con agua, de una taza de café, tú abogado te lanza una mirada severa, una sentencia inamovible de no bajar la guardia, así qué no lo haces, te quedas en completa expectativa, arqueas suavemente las cejas.
— Lo qué pasó aquella noche te ha perseguido por suficiente tiempo, y lo lamento, de verdad — la voz de Varela, labios carmines, mirada penetrante, te deja helado, sin embargo es la risa irónica, entrecortada de Jeperson la qué te regresa a la realidad en la inmediatez de su negativa. — No vamos a jugar al policía bueno y al policía malo — advierte en interrupción de Varela, qué manotazo se da en una sentencia inamovible. — Sabemos lo qué hiciste, tenemos una lista de cargos preparada con tu nombre decorando la lista, sin embargo... estamos dispuestos a negociar. — te guiña un ojo, no sabes exactamente qué hacer o qué decir así qué por un momento te quedas en completo silencio, tú abogado otorga presunción de inocencia, lectura de derechos, normativas qué no te molestas en comprender, qué ni siquiera sabes sí serán beneficiosas en este momento.
— Creemos qué cediste ante la presión de Melodía Buchanan o alguno de sus cómplices — resuelve Varela e inclusive, en ese momento, podrías creer qué está de tu lado, qué es terriblemente dulce y no confías, en lo absoluto. — Es por ello qué es tú última oportunidad para salvarte. — advierte y ahí está, por supuesto, la lengua viperina, el filo del qué habían hablado tantas veces en preparación de los interrogatorios. — No vamos a perder el tiempo, todos tus compañeros entrevistados ya han cedido a las condiciones, es más, tú nombre inclusive apareció en varias declaraciones. — encoge los hombros, no sabes sí creerle, pero tampoco puedes evitarlo y es por ello qué asientes.
— Estamos listos para tú declaración. — corta con prontitud Jeperson, carraspea — Estas bajo juramento aquí. — no sabes sí es cierto, no vas a molestarte en discutirlo. — Así qué comencemos por el inicio, ¿Tienes alguna pregunta antes de comenzar? —.
Niegas suavemente con la cabeza, ellos se dedican mirada significativa, todos pareciesen encontrarse en el secreto menos tú, relames los labios y tragas saliva.
— ¿Qué sabes, en realidad, del Círculo Ateniense? —.
INFORMACIÓN OOC.
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¡por acá les presentamos la segunda intervención! y con ella un par de puntos a tomar en cuenta.
se publicarán las preguntas qué deben de emplear en el self-para, estas mismas son individuales y están enfocadas en los actos de sus personajes, así cómo en los cargos qué podrían adjudicarles.
con esto harás un self-para describiendo como se fue llevando la situación dentro de la habitación, puedes emplear al abogado de tu personaje o, de no tener un equipo legal de defensa a alguno de los pnjs.
tienes la duración de toda la actividad para publicar este mismo, así que no te presiones.
cualquier duda o comentario, siempre tenemos los buzones abiertos.
ten en cuenta la línea temporal qué se proporciona en este apartado, así cómo los datos proporcionados.
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faewlers · 2 months ago
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˛ ⠀ ⠀⋆ ⠀ ⠀𝗧𝗔𝗦𝗞 02: en la penumbra del confesionario, aprendí que el perdón es una mentira con sotana. ( @losavntos )
“Pasífae Fowler, están listos para ti” la voz del oficial la sacó del trance en el que se encontraba. En sus manos, había un vaso de café helado. Amagó con darle un sorbo cuando Finnley Flanagan la detuvo.
—Es mejor que no bebas más —el hombre le bajó la extremidad con cuidado y, delicadamente, se hizo con el vaso—. Es hora. Vamos.
Pasífae asintió y, cuando se puso de pie, sintió las piernas flaquear. Estaban entumecidas. No supo si tenía que ver con el tiempo que pasó sentada, sumida en una espera que se hizo eterna, o si se relacionaba con los nervios que agarrotaban sus músculos sin ningún tipo de clemencia. Sea cual fuere la razón, luchó por dar el primer paso y le costó. Le costó tanto que Flanagan alcanzó a sostenerla del brazo para que no se cayera al suelo. Aquello le supo amargo. Un oleaje de patetismo la barrió de pies a cabeza. ¿Por qué no podía mantener la compostura? ¿Por qué le costaba tanto encontrar la entereza que una vez la caracterizó?
—Gracias —bisbiseó de manera casi ininteligible al desviar la mirada.
—Vas a estar bien, Pasífae —le aseguró el abogado en un tono que rozó la pena. Le colocó una mano en el hombro en señal de apoyo, a lo que la castaña se esforzó para sonreír en un gesto agradecido, si bien lejos estaba de sentirse cómoda. Odiaba hallar debilidad en sí misma, pero últimamente era todo lo que lograba encontrar cuando hurgaba dentro suyo: una pequeña criatura asustada e indefensa.
—Lo sé. No soy—no soy de cristal, Finnley —contrarrestó. Negó con la cabeza un par de veces y soltó un suspiro—. No me voy a quebrar por un interrogatorio —si era sincera consigo misma, no estaba segura de ello, mas su representante no tenía porqué saberlo.
Sin decir mucho más, se encaminó por el pasillo que separaba la sala de espera de aquella donde la interrogarían. Los nervios fueron asentándose en su estómago hasta el punto de calcificarse, de volverse parte inamovible de sí. El peso de un tiempo espeso le aletargó los latidos del corazón, lo cual era irónico si tenía en cuenta lo intranquila que había estado frente al resto. Sin embargo, no importaba. Ahora era momento de mostrarse firme, impoluta, como si estuviera despojada de esa sensibilidad que habitaba entre sus huesos y con la que desconocía qué hacer en el día a día. 
Ingresar a la sala la descolocó un poco. La frialdad de la misma, su apariencia estéril, tan cuidadosamente diseñada para hacer perder la cabeza, provocó que un escalofrío recorriera su columna vertebral. Como pudo, se mantuvo incólume, y no cedió a las respuestas de su cuerpo.
Saludó a Varela y Jesperson con un cordial apretón de manos. Tomó asiento cuando el detective se lo indicó. Miró a Flanagan un instante antes de devolverse al dúo, a quienes escuchó con especial atención. Por los minutos que duró su introducción, se retrotrajo a un tiempo en que las figuras de autoridad lo habían sido todo para ella. Pasífae jamás se caracterizó por aborrecer a quienes estaban varios escalafones más arriba, a quienes poseían algún tipo de investidura, a quienes representaban al poder. Era lo contrario: su sumisión llegaba solo frente a quienes la miraban desde lo alto, en un sentido metafórico. A lo largo de su vida había buscado hacerse con el reconocimiento de alguna de estas personas. Había fallado más veces de las que ganó.
—Señorita Fowler —emprendió el detective Jesperson—. ¿Qué funciones cumplía exactamente cómo la asistente de Vera Quinn?
Vera Quinn. Mujer que fue una de las únicas —si no la única— que la vio, que decidió que valía la pena, y que la escogió para acompañarla durante su tiempo en Pomona. Tragó en seco ante la mención. Sus entrañas dieron un vuelco tan contundente que sus extremidades se enfriaron, pero logró mantenerse a raya. Su semblante era sereno mas imperturbable.
—Básicamente las funciones que cumple cualquier asistente, detective —comenzó con su declaración sin vacilación alguna—. Me encargaba de manejar su correo, de seguir su agenda y recordarle los eventos importantes, de ayudarla a juntar información para sus trabajos periodísticos personales y para sus clases también. En muchas ocasiones, la asistí en la corrección de evaluaciones y en la preparación de las mismas, así como también de sus clases no solo de periodismo, sino de storytelling —explicó en lo que sus dígitos jugaban con el borde de su falda en un ademán que la ayudaba a mantenerse en eje—. Vera estaba preparándome para la vida profesional como periodista y también como docente. Yo… Yo siempre quise seguir sus pasos. Me parecía una mujer inteligentísima y digna de admiración. Ser su asistente, trabajar de cerca con ella fue una experiencia enriquecedora —en eso no mintió. Aun si en la actualidad resentía a la ex-docente, no era capaz de faltarle a la verdad: junto a ella había crecido como persona y profesional.
—Suena a que le tenía aprecio —apuntó Jesperson con una sagacidad que fue por el hueso—. ¿Está segura de que su relación fue únicamente académico-profesional?
Ante la pregunta, Pasífae arrugó el ceño con disgusto. Las náuseas le subieron por la garganta. Otra vez el recuerdo incesante de los inventos de quien, en un punto, consideró una amiga. Flanagan abrió la boca para hablar, pero Pasífae negó en una petición de silencio.
—Por supuesto que fue una relación únicamente académico-profesional —no se encargó de esconder la indignación que se prendió a cada uno de sus vocablos, aunque fue comedida—. Si está acusándome de involucrarme con mi profesora por los dichos de Amelia Melbourne, déjeme decirle que estos son puras patrañas. Yo nunca me involucraría con un miembro del cuerpo docente —insistió con una vehemencia tajante—. Si Vera Quinn significó algo para mí, fue algo totalmente fraternal. Vi en ella una hermana mayor, una confidente, una referente. 
—Está bien, Pasífae —pronunció Varela, quien dejó de escribir en cuanto la voz de la castaña cesó—. Solo queremos corroborar o desmentir las declaraciones de la señorita Melbourne. Entendemos que la señorita Quinn fue una mentora para usted. Ahora, podría decirnos, ¿qué información manejaba que pudiera vincularse a los casos de Otis y Alfred? 
—¿Se refiere a Vera o a mí? —se colocó el cabello detrás de las orejas, pues la necesidad de verse recolectada y entera pinchó en su pecho. Creía que se veía como una maniática, aun si recién comenzaban con el interrogatorio.
—A Vera.
—Pues… No tengo idea —habló con total franqueza—. Es cierto que trabajábamos juntas, que la ayudaba en investigaciones y que ella compartía su trabajo conmigo, pero si ella supo o tuvo acceso a información relacionada a los casos de Otis y Alfred no… No podría decirlo —se mordió el labio inferior para acallar un suspiro. Meneó la cabeza en lo que sopesaba si pronunciar lo siguiente. Estaba bajo juramento. Tenía que cooperar—. Sin embargo, ella… Ella fue volviéndose cada vez más reservada. Hubo un cambio. No soy capaz de señalar con precisión qué fue, pero, de un momento a otro, empezó a quitarme responsabilidades. No quería que me involucrara en ciertos proyectos, y yo lo acepté. No iba a cuestionarla. Supuse que tenía que ver más bien con mis habilidades que con un tema personal suyo. 
La réplica pareció interesar a los detectives, que intercambiaron una mirada momentánea. Esta no pasó desapercibida para Pasífae, ni para Finnley, quien le otorgó un par de palmaditas en el muslo para hacerle saber que lo estaba haciendo bien. Jesperson carraspeó y Varela anotó un par de cosas en su libreta. Pronto se volvió a Pasífae y, con el atisbo de una sonrisa, volvió a interrogar: —¿Sabía usted acerca de la publicación del libro de Vera Quinn?
Inhaló profundamente. Una vez más, meneó la cabeza.
—No… no exactamente —ante las miradas inquisidoras del par, no pudo hacer más que relamerse los labios y tragar en seco. Entreabrió los labios mientras buscaba la manera de proceder sin colocarse a sí misma en una encrucijada—. Quiero decir, lo sospeché, pero no contaba con ninguna certeza al respecto.
—¿Cómo que lo sospechó? —esta vez fue Jesperson quien intervino.
—Sí. Ella—ella me invitó a su casa después de la graduación. Una vez fue a los pocos meses, o al año de haber terminado mi recorrido por Pomona —hablar de aquel encuentro le pesaba. Vera Quinn seguía significando mucho, sin importar el escándalo en que los había metido. La detestaba y la quería en partes iguales. La extrañaba, a pesar de su evidente descenso a la locura. Había sido un faro muy importante en la vida de Pasífae; fue la primera vez que alguien la escogió por encima del resto. Las becas pasadas, las felicitaciones por parte de los docentes no tenían comparación a lo que sintió una vez Vera la eligió como su asistente—. Fue un encuentro casual, como el de dos viejas amigas. Quería saber cómo estaba adaptándome a mi vida en Boston, porque no regresé nunca más a Texas. Me preguntó si necesitaba ayuda. Le dije que estaba preparándome para una entrevista con la revista en la que trabajo ahora, y ella se ofreció a orientarme. Incluso escribió una carta de recomendación. Me dijo que era por si acaso —una sutil risa la abandonó ante la memoria. Se encogió de hombros—. Luego… Seguimos en contacto. Nos veíamos con frecuencia; ella seguía dándome consejos y alentándome con el trabajo. De repente, dejé de oír de ella, y cuando me contactó de nuevo, no pude negarme. Le debía mucho. Y ahí fue cuando empecé a sospechar que estaba escribiendo sobre Pomona, sobre… el Círculo —agachó la mirada durante unos segundos antes de regresarse a sus interrogadores—. Esa vez fue distinta. Se la notaba fuera de sí. Actuaba extraño. Su casa estaba llena de papeles, y entre ellos estaban las fotos de Otis, de Alfred, de Amelia, del cuerpo docente de Pomona. Incluso de mis compañeros —arrugó apenas el ceño en lo que iba hablando—. Supe que algo tramaba, solo no me di cuenta que se trataba de un libro. Lo primero que pensé fue en un artículo. Después de todo, la habían apartado de la universidad y de todo. Una vendetta no me pareció descabellado.
El sonido de la punta de la lapicera rasgando el papel le sirvió para concentrarse en otra cosa que no fueran sus palpitaciones que se volvieron agitadas y el sudor frío en sus palmas.
—¿Qué hizo para desviar las acusaciones de su alianza y presentar otra versión?
—Decir la verdad —subió y bajó los hombros con simpleza—. Sé que suena muy tonto, y básico, pero no soy una mente maestra y nunca me destaqué por mentirosa. Siempre fui muy honesta con todo y con todos. Con mis compañeros, con mis docentes. Vera tenía poder sobre mí todavía, por ello es que fui a su casa. Por ello es que accedí a juntarme en más de una ocasión. Por eso es que mantuve el vínculo. Yo le debía todo. Le debo todo aun, incluso si ella no está. Pero sé que también me tuvo cerca porque quería información, y yo no estaba dispuesta a dársela. No iba a poner en jaque mi lugar como miembro del Círculo, no cuando lo sentía como una bendición. Vera… Ella… A veces, como quien no quiere la cosa, me preguntaba por la noche de las muertes de Otis y Alfred. Nunca le respondí lo que quería, siempre reiteré lo mismo.
—¿Quién le sugirió utilizar la narrativa de haber sido manipulada por Vera? —indagó Jesperson, reclinándose sobre la mesa.
—Nadie —replicó contundente—. Yo misma lo pensé, porque en parte es verdad. En su momento no pude verlo, pero ella estaba consciente de que yo me sentía en deuda. Fue en nuestro último encuentro que me percaté de lo que en verdad estaba pasando porque fue muy obvia con sus intenciones. Estaba ida, irascible. Era otra persona, una que había perdido la cabeza en la búsqueda de algo en específico. Repetía incoherencias —no las recuerdo bien. Solo… Fue espeluznante. Nunca la había visto de ese modo. No era la Vera que conocí una vez, e intentó coercionarme para que le diera información. Incluso llegó a… A ponerse física conmigo. Sujetó muy fuerte mi brazo hasta el punto del dolor. Me fui con las marcas de sus dedos en mi piel.
—Bien, entonces, ¿qué partes del libro reconoce como verdaderas?
—Es difícil decirlo cuando las cosas han sido tergiversadas y amplificadas —su tono fue sereno, pero los nervios empezaban a cobrar vida para enredarse en las paredes de su estómago—. El capítulo sobre Alfred… Él no era santo de mi devoción. Dios sabe que no teníamos relación porque, claramente, no era digna de que un Buchanan se me acercara, pero creo que no era como lo pintaban. No era un psicópata, solo un niño rico con complejo de superioridad, como todos los que lo rodeaban, y actuaba en consecuencia a la manera en que fue criado. Y el capítulo sobre los becados es… Tendencioso, por decirlo de alguna forma. Todo el libro fue concebido para azuzar la brecha ya existente entre becados y no becados. En realidad, no puedo decir nada. No reconozco verdades. Creo que es un libro muy amarillista.
—Pasífae, ¿qué información decidió no compartir con Vera ni con nadie más? —los ojos penetrantes de Varela provocaron que la respiración se le atascara en la laringe. Empezó a retorcerse los dedos entre sí con virulencia. Agradecía tenerlos sobre su regazo, fuera del alcance de la vista de los detectives. Abrió la boca y luego la cerró. Observó el vaso de agua que le habían dejado en la mesa. Tragó saliva. Respiró de modo apaciguado, sin querer atiborrarse de oxígeno. Necesitaba ordenar sus ideas.
—Yo… —suspendió el habla durante unos segundos en que el suspenso reinó. Las miradas de los tres presentes estaban clavadas en ella, a la espera de su siguiente movimiento. El peso le partía las costillas. Era una cuestión que no tenía absolutamente clara, pero que cargaba consigo desde la noche en que vio morir a Otis—. Yo vi a quién lanzó la piedra que provocó el ahogamiento de Otis —los detectives se removieron en sus asientos y la instaron a que continuara—. No estoy segura de la persona, pero sé que lo vi. Después de eso corrí lejos. Tenía que encontrarme con Na— con Ignacio Alcázar. Él era mi novio en ese entonces y Otis era su amigo. Yo… Yo me asusté mucho. No es claro, y no quiero involucrar a nadie inocente.
—¿Fue Carmine Arbury? ¿O Theseus Grigsby? —empujó Jesperson no sin cierta desesperación en su pronunciación. Era como si finalmente tuviera la pieza necesaria para ponerle un cierre a uno de los casos. Pasífae notó la ambición en sus pupilas, las ansias de que se tratara de alguno de los mencionados. Varela, en cambio, con la expectativa viva, se demostró más comedida. 
—No, no fueron Carmine ni Theseus —sacudió la cabeza en una negativa. Ella los había visto ahí, por supuesto, como había visto al resto del grupo y a Otis. El resto era difuso, sin embargo, tenía la certeza de conocer al perpetrador, aun si no podía distinguirlo.
—¿Entonces? ¿Quién fue? —Amaranta la invitó a proseguir.
—Creo que fue… Creo que fue Dylan Copeland —apartó la mirada para poder cerrar los ojos un instante—. Se la veía mal. Y, después de todo, Alfred era su novio. No creo que le gustara que Otis estuviera increpándolo. Pero no estoy segura. Había mucha gente allí esa noche.
—No se preocupe, señorita Fowler, lo que nos ha dicho es de gran ayuda —la sonrisa de Charles la enfermó, mas se esforzó por corresponderle. Fue un intento débil.
—¿Ya me puedo ir? —preguntó en voz bajita.
—Me temo que todavía no —respondió Amaranta—. Tenemos otras preguntas para hacerle, Pasífae. Si pudiera decirnos… La noche que encontró el cuerpo de Albertina Solanas, ¿qué estaba haciendo en el bosque? 
La mención a Albertina de inmediato le provocó un escozor en los lagrimales. El labio inferior le tembló por inercia. Finnley la había preparado para el impacto de las preguntas relacionadas a su amiga, pero no había sido suficiente. Se obligó a parpadear para contener las lágrimas. Enderezó su espalda, cuidando su postura. Respiró con calma. 
—Estaba buscándola —su respuesta fue un tanto cohibida en un principio—. En un punto de la fiesta pensé que la había visto en el bosque —recordó la interacción con Izzie y cómo la morena había asegurado que su amiga estaba ahí; eso se había quedado grabado en su mente a lo largo de la velada—. Pero estaba un poco alcoholizada. Había bebido unas cuantas copas para relajarme. Sin embargo, la idea persistió— la idea de que Alber… Albertina estaba ahí, sola, escondida o perdida. No puedo explicarlo bien, es como si un presagio se hubiera asentado aquí —colocó su palma abierta sobre su pecho—. Era algo que me tenía intranquila. Traté de sosegarme y tomé agua para desintoxicarme. Entonces… Una vez sentí que tenía mi cabeza despejada, decidí volver al bosque. Quería comprobar que se trataba de locas ideas mías, que había sido una imagen fabricada por mi cerebro porque solo quería que esté— que estuviera bien —encogió un hombro, haciéndose pequeña en su posición. Estaba bajando la guardia, mas no podía no hacerlo cuando se trataba de Albertina. Sorbió por la nariz—. Lo primero que vi fue su cabello —soltó una exhalación que pretendió ser una risa entristecida—. Es— era inconfundible. Tenía un cabello precioso, bien cuidado. Ella es… Era muy coqueta. ¿Sabían que había inaugurado su propio salón de belleza? —sonó distraída, lejana. Se había perdido en el recuerdo de su amiga—. Y tuvo que faltar a la apertura por regresar a Dover —otra carcajada apesadumbrada aquejó su pecho, mas en realidad se trató de un sollozo—. Tenía una vida brillante y llena de éxito por delante. No es—no es justo lo que le pasó —murmuró compungida—. Por favor, díganme que lo van a resolver.
—Eso estamos intentando, Pasífae —le aseguró Amaranta antes de extenderle un vaso con agua. La castaña asintió y tomó el recipiente con manos temblorosas. Le dio un sorbo y se concentró en la forma en que el líquido bajaba por su garganta. Se reconectó con su propio cuerpo. Una sensación de malestar le recorría la fisonomía.
—Ya casi terminamos —le avisó Jesperson—. ¿Ha recibido alguna especie de beneficio debido a la información manejada?
—No —negó con la cabeza—. Para nada. No he dado la información que les di a ustedes a nadie más. Y todo lo que he conseguido, lo he conseguido por mis propios medios. Con mi trabajo, con mi esfuerzo.
—Bien. Por último, puede explayarse tanto como quiera, ¿cómo fue su relación con Vera Quinn? ¿Esta se sostuvo hasta su defunción?
—Como les dije, vi en Vera Quinn una hermana mayor, una referente y hasta una confidente. Ella se preocupaba por mí, y a mí me interesaba saber más de ella, de su trabajo, de su carrera —expresó pasando la yema del índice por el borde del vaso—. Durante mi tiempo en Pomona, Vera fue todo lo que quería ser. Periodista exitosa, excelente para contar historias, una promesa en el rubro. Además de una gran docente. Nos volvimos muy cercanas, y cuando me gradué, continuamos siendo amigas. Me tendió una mano para que consiguiera casa en Boston, me preparó para mis primeras entrevistas, y me orientó en la más importante. De hecho, creo que su carta de recomendación hizo peso para que consiguiera mi puesto —sonrió vagamente—. Pero después sucedió lo que les comenté: dejé de oír de ella. El vínculo se cortó de golpe. Y no volví a saber de ella hasta que me escribió para que la visitara. Fue ahí cuando la vi fuera de sí, extraña. Más retraída que antes, huraña y… Poseída. Estaba consumida por algo… Ahora veo que esto era su investigación, el libro, todo el esfuerzo por el que se sometió para hacer de poca información un gran golpe contra la comunidad de Pomona. Esa vez en su casa fue el último contacto que tuve con ella. Luego de eso, no supe más de ella hasta que me enteré de su muerte por las noticias.
Los dos detectives cerraron sus respectivas libretas. Miraron a Pasífae, luego a Finnley. Se pusieron de pie.
—Ya terminamos. Es libre de retirarse, señorita Fowler —otorgó Charles Jesperson. Tanto ella como Flanagan imitaron el acto de pararse. Sus manos fueron a estrecharse con las de los agentes.
—Muchas gracias, Pasífae —la voz de Amaranta Varela fue la señal para asentir y salir de la habitación. Finnley la siguió de cerca y cuando quiso detenerla para felicitarla, Pasífae sacudió la cabeza. —Necesito ir al baño —se excusó antes de salir corriendo para llegar al mismo. Una vez dentro, se metió en uno de los cubículos y vomitó dentro del retrete. Las lágrimas abandonaron sus ojos con una velocidad inclemente; parecían surcarle las mejillas con el calor de un hierro ardiente. Estas eran por Albertina, que le hacía falta; por Vera Quinn, a quien odiaba y apreciaba en partes iguales; por el temor de haberse metido en la boca del lobo. La incertidumbre le apretaba la garganta. El miedo prevalecía. ¿Qué sería de ella? ¿Qué sería de sus amigos? ¿Qué sería de todos ellos?
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